JERUSALÉN.- Las negociaciones que mantenían Israel y Hamas para un canje de prisioneros, parecían haber fracasado hoy tras casi 12 horas de reuniones en El Cairo, que concluyeron con un cruce de acusaciones.
Las negociaciones tenían como objetivo conseguir la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, capturado en Gaza por militantes palestinos en junio de 2006, a cambio de la de cientos de presos palestinos.
El lado israelí afrontaba las negociaciones con más prisa, porque el Primer Ministro Ehud Olmert esperaba conseguir un acuerdo antes de dejar el poder a Benjamin Netanyahu, de cuyo Gobierno se espera una posición más dura.
Sin embargo, Olmert acabó acusando a los islamistas de Hamas de haber endurecido su posición.
"Quedó claro que durante las discusiones Hamas endureció su posición, incumplió arreglos formulados en el último año y presentó demandas extremas", dijo hoy la oficina de Olmert tras el regreso de sus dos emisarios de El Cairo.
Los dos enviados eran Ofer Dekel, asesor de Olmert, y el responsable de seguridad interna, Yuval Diskin.
El cambio de Hamas se produce "pese a las generosas propuestas planteadas en esta ronda para avanzar y agotar las negociaciones, dando lugar a la liberación del soldado", agregó la oficina de Olmert.
El gabinete israelí tenía previsto discutir hoy el informe de los dos emisarios. El jefe del Estado Mayor, el teniente general Gabi Ashkenazi, acortó un viaje a Estados Unidos para asistir al encuentro.
Hamas rechazó enérgicamente las acusaciones israelíes, afirmando que los emisarios del Estado hebreo no ofrecieron nada nuevo ni nada serio.
Israel "cree que Hamas aceptará menos del mínimo, bajo la presión de la próxima entrada en funciones del gobierno israelí dirigido por Benjamin Netanyahu, que podría no estar dispuesto a realizar un canje", afirmó el representante de Hamas en Líbano, Usama Hamdan, en declaraciones publicadas en la página web del movimiento islamista palestino.
"En cuanto haya una propuesta seria de Israel, nos ocuparemos de ella", sentenció.
Los medios israelíes especulaban con la posibilidad de que los islamistas aumentasen sus demandas aprovechando el deseo de Olmert de apuntarse la liberación de Shalit, teniendo en cuenta no sólo su próxima salida del poder, sino también la presión que ejerce la familia del soldado sobre el gobierno saliente.
Con el cautiverio de su hijo acercándose a los mil días -el sábado próximo-, los Shalit se han instalado en una tienda de campaña a las puertas de la residencia de Olmert en Jerusalén.
El lugar se ha convertido en destino de peregrinación de toda clase de políticos que quieren expresar su apoyo a la liberación del soldado, cuya suerte se ha convertido en una causa nacional.
Shalit fue capturado en una incursión palestina en territorio israelí cerca de la Franja de Gaza al principio del mandato de Olmert.