BRUSELAS.- El trauma causado por los crímenes de Marc Dutroux permanece aún fresco en la memoria de Bélgica y cuando se cumplen hoy 15 años de su detención, amenaza con reabrir heridas después de que un tribunal se pronunciara recientemente a favor de la libertad condicional a la exesposa del pederasta y asesino.
Una de las condiciones de su liberación condicional, según la decisión judicial del 9 de mayo, era su reinserción en un centro religioso galo que se había mostrado dispuesto a recibirla, pero Francia rechazó, dos días después, acogerla.
El "caso Dutroux" saltó a las primeras páginas de los periódicos el 13 de agosto de 1996, cuando la policía atrapó al pederasta, a su mujer y a otro de sus cómplices.
Dos días más tarde eran liberadas las niñas Sabine Dardenne y Laetitia Delhez (de 12 y 14 años, respectivamente), a las que Dutroux tenía secuestradas en el sótano de su casa.
Poco después, los investigadores inhumaron los cadáveres de otras cuatro víctimas, Julie y Mélissa (ambas de ocho años) y An y Eefje (de 17 y 19 años, respectivamente), enterradas por Dutroux tras haberlas violado en repetidas ocasiones y dejado morir de inanición.
El espanto se apoderó de los belgas según conocieron las torturas padecidas por esas y otras víctimas, pero también la inexplicable descoordinación entre los servicios de seguridad y la Justicia y los errores que retrasaron la detención de los criminales.
Dutroux había pasado varias veces por prisión por maltrato y violación de cinco chicas y la Policía llegó a registrar la casa donde permanecían secuestradas Julie y Mélissa, sin encontrar nada.
El horror popular dio paso a la protesta por lo ocurrido y a la crítica a las autoridades, a las que se reclamó un profundo cambio de la legislación en la histórica "marcha blanca", una manifestación sin precedentes en Bélgica que congregó en silencio a más de 300.000 personas en Bruselas.
Bajo una fuerte presión popular, la Cámara de Diputados creó a finales del año 1996 una comisión de investigación, cuyas conclusiones llevaron a la reforma de los servicios de orden público y a la creación de un centro para niños desaparecidos, Child Focus.
La indignación en torno a este caso resurgió casi dos años después, cuando Dutroux logró mantener al país en vilo durante más de tres horas en las que permaneció fugado de la policía.
La huida frustrada forzó la dimisión del entonces ministro del Interior, Johan Vande Lanotte, del ministro de Justicia, Stefaan De Clerck, y del jefe de la Policía.
Tras un juicio que duró casi cuatro meses, Dutroux fue condenado a cadena perpetua, sin atenuantes.
Los otros tres acusados, su exmujer y sus dos cómplices Michel Leliévre y Michel Nihoul, fueron condenados a 30, 25 y 5 años de reclusión, respectivamente, por ser coautores o cómplices de los secuestros y las violaciones, así como por su implicación en una red de tráfico de drogas y de personas.
Los horrores cometidos por Dutroux y sus compinches resultan muy difíciles de olvidar para los belgas.
Sabine Dardenne, que ha escrito un libro sobre su trágica experiencia, dijo el pasado día 5 a la radiotelevisión pública en francés RTBF, con motivo de la posible puesta en libertad de la exmujer de Dutroux, que ésta intenta mantener una vida "normal", la de una joven de 28 años, y que si Martin es liberada ese dolor "pasará como todo lo demás".
Ella todavía mantiene contacto con Laetitia Delhez, que hoy tiene 30 años, está casada y es madre.