En 1961 desembarcaron cerca de 1.300 exiliados cubanos en la isla. La acción fue apoyada por la CIA.
Raúl CorralesMIAMI.- Documentos secretos recientemente divulgados revelan que un operador de la CIA disparó por error contra sus propios pilotos durante la invasión de la Bahía de Cochinos en 1961.
Los aviones B-26 tripulados por los exiliados cubanos fueron disfrazados para que parecieran naves militares de Cuba, pero el engaño funcionó demasiado bien, indicaron los textos. Sin embargo, no quedó claro si alguien resultó herido.
Los documentos también muestran que las autoridades estadounidenses autorizaron el uso limitado de napalm contra blancos militares y para proteger el área destinada al desembarco de la invasión.
Estados Unidos divulgó anteriormente este mes todos menos uno de los cinco tomos secretos que contienen la versión oficial de la CIA del fallido ataque contra el gobierno de Fidel Castro, que recién empezaba en esa época. La divulgación obedeció a la demanda judicial presentada en abril por el Archivo de Seguridad Nacional, una entidad independiente que el lunes divulgó más documentos en internet.
El operador, Grayston Lynch, recordó haber disparado a los aviones desde su buque cerca de la costa cubana. Dijo que le advirtió a los pilotos exiliados "permanecer alejados de nosotros, porque no podíamos diferenciarlos de los aviones de Castro".
Señaló que los bombarderos B-26 no atendieron sus advertencias.
"Terminamos disparándole a dos o tres de ellos", agregó, al tiempo que explicaba: "nuestros aviones fueron un poco curiosos, y quisieron echar una mirada a la acción".
En el informe, dos pilotos estadounidenses describieron haber arrojado bombas y napalm sobre tropas cubanas "que dejaron al convoy bastante desbaratado".
En un principio, las autoridades titubearon sobre el uso del napalm porque "'causaría preocupación e indignación en el público"', indicaron los documentos. Pero al segundo día de combate, esa idea "había sido echada por la borda a favor de cualquier cosa que pudiera revertir la situación en Cuba a favor de las fuerzas de la brigada (en el exilio)".
La invasión, apoyada por la CIA, se convirtió en un momento transcendental en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y ahora es un caso de estudio de lo que "no se debe hacer" en acciones encubiertas de Washington.
"Estamos un paso más cerca de tener un registro completo de la peor debacle de operaciones clandestinas de Estados Unidos", dijo Peter Kornbluh, quien encabeza el proyecto Cuba del Archivo de Seguridad Nacional. Prometió seguir presionando al gobierno para que dé a conocer el quinto volumen.
Aproximadamente 1.300 exiliados desembarcaron en Cuba el 17 de abril de 1961. Dos días antes, dichos pilotos habían ayudado a destruir porciones de la pequeña fuerza aérea cubana, pero a Castro le quedaban suficientes aviones como para expulsar los barcos de suministro de ellos.
Cerca de 300 combatientes cubanos y exiliados murieron en la invasión. Unos cuantos exiliados capturados fueron ejecutados y otros permanecieron prisioneros durante años. Un año después, Castro liberó a la mayoría de los más de 1.200 capturados en un intercambio negociado por el gobierno de John F. Kennedy.