Reuters.
BERLÍN.- El Presidente federal de Alemania, Christian Wulff, expresó "vergüenza e indignación" por los crímenes racistas cometidos en la última década al cumplirse hoy el septuagésimo aniversario de la llamada "Conferencia de Wannsee", donde se dispuso el genocidio de los judíos de Europa.
"Haremos todo lo posible para que el terror y el odio asesino al extranjero y a lo foráneo nunca vuelvan a tener un lugar en Alemania", aseguró el jefe de Estado alemán durante una ceremonia en el memorial de Wannsee, cerca de Berlín.
Un trío de neonazis asesinó durante más de una década a ocho turcos, un griego y una policía sin que las autoridades alemanas se percatasen. Dos de ellos se suicidaron poco antes de ser descubiertos y una tercera está en prisión preventiva.
Los servicios de inteligencia interior los observaron durante un tiempo, pero la falta de coordinación entre ellos y con la policía impidió que fueran vinculados con los atentados.
El 20 de enero de 1942, 15 altos jerarcas nazis se dieron cita en la mansión a orillas del Lago Wannsee para sellar el asesinato sistemático de los judíos europeos.
"Este lugar y el nombre Wannsee se han convertido en símbolo de la distinción organizada burocráticamente de vida digna de vivir e indigna de vivir, para el exterminio organizado por el Estado", dijo Wulff.
Wulff indicó que el antisemitismo del Estado nazi había sido alimentado y sostenido por el antisemitismo en la sociedad. Por ello, dijo, es una tarea nacional mantener viva la memoria del genocidio judío. "No podemos olvidar que lo increíble e inimaginable realmente sucedió", sostuvo.
El Mandatario alemán garantizó a los judíos de todo el mundo el respaldo de Alemania en caso de estar en peligro o ser perseguidos. Asimismo destacó el apoyo incondicional del país germano a Israel.
Al acto asistió también el ministro israelí Yossi Peled, quien sobrevivió el Holocausto bajo falsa identidad en la Bélgica ocupada por los nazis. De su familia sólo sobrevivió su madre en el campo de exterminio de Auschwitz.