COPENHAGUE.- El Tribunal Supremo de Dinamarca ratificó hoy la condena de diez años de prisión, seguidos de expulsión del país, para el somalí, cuya identidad está protegida, que atentó contra Kurt Westergaard, el dibujante danés que hizo una famosa caricatura de Mahoma con una bomba en el turbante.
Los cinco magistrados confirmaron la sentencia emitida por la Audiencia Nacional en junio del año pasado y rechazaron la apelación del acusado, que pedía que no se le aplicara la ley antiterrorista y que no se le expulsara de Dinamarca, país en el que reside desde 1996 y donde tiene mujer y cuatro hijos.
Los hechos, ocurridos en enero de 2010, deben considerarse "un intento de limitar la libertad de expresión e impedir el debate público" y de "asustar gravemente a la población y desestabilizar o destruir las estructuras políticas, constitucionales, económicas y sociales básicas de un país", señaló la sentencia.
De ahí que considere que se ajusta al artículo 114 del Código Penal bajo la figura legal de intento de terrorismo.
El delito es de tal gravedad que no es posible hacer condicional la expulsión de Dinamarca, que implica además la prohibición perpetua de regresar a este país, afirmó el tribunal.
Los hechos se produjeron la noche del 1 de enero de 2010, cuando el somalí, que había viajado ese día en tren desde Copenhague, entró en la casa del dibujante en Viby, a las afueras de Aarhus, oeste del país, después de romper a hachazos la puerta.
Alarmado por el ruido, Westergaard, que estaba cuidando a su nieta de 5 años, se refugió en un baño que tiene convertido en búnker de seguridad y desde allí llamó a la policía, mientras el somalí intentaba romper con su hacha la puerta del cuarto.
Al llegar la policía pocos minutos después, el agresor atacó a uno de los agentes, que respondieron con disparos y le hirieron en una pierna y en una mano.
Desde septiembre de 2005, cuando se publicaron las caricaturas de Mahoma en el diario "Jyllands-Posten", Westergaard ha recibido amenazas de muerte y sufrido varios intentos de atentado, al igual que la sede del periódico, y vive bajo protección policial.
Las viñetas del diario danés, entre las que figura la de Westergaard, provocaron meses después fuertes protestas en el mundo islámico, con disturbios en varios países en los que murieron alrededor de 150 personas y un boicot comercial a productos daneses.