El líder de la secta en la imagen.
APMOSCÚ.- Durante más de una década vivieron bajo tierra en Rusia 70 miembros de una secta, entre los que había una veintena de niños.
Vivían sin médicos, profesores ni aire fresco. Sin luz solar, electricidad ni calefacción. "Los niños nunca fueron a la escuela y apenas salieron a la superficie terrestre", dijeron al diario ruso "Kosomolskaya Pravda" las autoridades de Kazán, capital de la república federada rusa de Tartaristán, donde se encontraba la organización.
"Estaban sucios, llevaban harapos y nunca habían sido examinados por un médico", agregaron.
Los cerca 70 miembros de la secta vivían en habitaciones como si fueran celdas repartidas en siete plantas de un búnker construido bajo tierra.
La edad de los menores oscila entre los 18 meses y los casi 17 años. Los niños fueron ingresados en un hospital y posteriormente irán a orfanatos, tal como aseguró el responsable de la protección de menores en el gobierno, Pavel Astajov, a la agencia de noticias "Ria Novosti". Astajov indicó, además, que los niños podrían regresar con sus padres tras una larga terapia.
Las autoridades de esta república federada rusa de mayoría musulmana investigan ahora al líder de la secta Faisrajman Satarov, de 83 años, por "haberse tomado la ley por su propia mano". Por ahora no se han practicado detenciones. Contra los padres se ha abierto una investigación por maltrato.
Los seguidores de Satarov en esta ciudad a orillas del Volga y ubicada 800 kilómetros al este de Moscú amenaron con el fin del mundo si las autoridades no les devuelven a sus hijos. También anunciaron que opondrán resistencia contra la demolición de la vivienda de su "profeta", construida de forma ilegal.
Los "faisrajmanistas" desaparecieron de la faz de la tierra en 2001, según el diario. La razón al parecer era muy mundana: La comunidad tenía elevadas deudas.
En los muros que rodeaban el recinto, ubicado cerca de una línea ferroviaria, había una mezquita pequeña. Además la secta tenía una fuente de agua propia e incluso un dispensador de diesel. Las mujeres dieron a luz a sus hijos en este complejo y las clases las impartía el propio "profeta" Satarov. Sus seguidores no podían abandonar el lugar ni mantener contacto con el exterior a excepción de unos pocos.
De acuerdo con los medios, Satarov tuvo su primera visión ya en 1964 y se autocalificó profeta a fines de los años 80. En 1996 compró un recinto de unos 700 metros cuadrados a las afueras de Kazán.
Las autoridades descubrieron el búnker bajo tierra cuando un comando especial asaltó el recinto por sospechas de terrorismo en el marco de la investigación del asesinato de un religioso islámico. La sospecha de terrorismo no se confirmó.
El caso recuerda al drama cerca de la ciudad rusa de Penza, donde a fines de 2007 unos 30 miembros de una secta apocalíptica, entre ellos niños, se retiraron a vivir a un sistema de túneles subterráneo. Unos meses más tardes salieron los últimos seguidores.
De acuerdo con expertos, el boom de las sectas tras la caída de la Unión Soviética hace 20 años se debe a que muchas personas carecen de perspectivas. Estas sectas llenaron el vacío ideológico.