SHANGHAI.- Los planes de China de expandir rápidamente sus grandes minas de carbón y plantas de energía en sus áridas provincias del norte y oeste del país, amenazan con agotar el suministro de agua y podrían alentar una severa crisis del recurso natural, informó Greenpeace hoy, a través de un informe elaborado por activistas ambientales.
China pretende apuntalar su producción de carbón en provincias como Mongolia Interior, Shanxi, Shaanxi y Ningxia, y se espera que la extracción en esas áreas alcance las 2.200 millones de toneladas, o el 56% de la producción esperada en el país de 3.900 millones de toneladas, al 2015.
Como parte de la gran revisión de la estrategia de generación de energía del país, Beijing también planea construir 16 grandes centrales de energía alimentadas con carbón en esas provincias al 2015. La capacidad instalada total de las plantas se espera que supere los 600 gigavatios.
Agotamiento de fuentes de agua
La extracción y la generación de energía con carbón son proyectos que implican un uso intensivo de agua. La demanda de agua creada por esta estrategia energética, junto con el desarrollo de industrias relacionadas con el carbón en esta área, alentarán el consumo de al menos 9.980 millones de metros cúbicos de agua al 2015, el equivalente a un sexto del volumen total anual de agua del río Amarillo, el más largo de China, dijo Greenpeace.
"Esta gran estrategia está condenada a generar un cuello de botella inevitable: la escasez de agua. De hecho, los recursos de agua per capita y por unidad de superficie son sólo una décima parte del promedio nacional", agregó Greenpeace. El desarrollo de una masiva base energética con carbón también agotará y contaminará los recursos de agua subterránea, lo que exacerbará la sequía, dado que habrá menos agua disponible y utilizable.
El grupo ambientalista dijo que la fuerte extracción de carbón en Mongolia Interior ya está causando la desertificación de las praderas. Un reciente sondeo en Mongolia Interior arrojó que el área total que sufría de desertificación a inicios de este siglo era de 3,98 millones de hectáreas, por por sobre las 2,097 millones de hectáreas que se detectaron en la década de 1980.
Greenpeace instó a China a llevar a cabo una estricta evaluación de la demanda de agua y reconsiderar el volumen y ubicación de las planeadas minas y centrales de energía.