NUEVA YORK.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunió esta noche con el jefe de la Coalición Nacional opositora de Siria, con miras a una segunda conferencia de paz sobre ese país, luego que el Consejo de Seguridad ordenara al gobierno de Damasco la destrucción de su arsenal químico.
El jefe de la coalición opositora, Ahmad Jarba, dijo que la misma está lista para enviar una delegación a una nueva conferencia de paz en Ginebra, señaló el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.
Ban había anunciado el viernes que pretende organizar a mediados de noviembre una segunda conferencia de paz en Suiza, tras la celebrada en junio de 2012, cuando las principales potencias consensuaron una declaración en favor de la instalación de un gobierno de transición en Siria.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el viernes por la noche por unanimidad una resolución que ordena al régimen de Asad la destrucción de sus armas químicas, la primera sobre Siria desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011.
"Es la primera señal de esperanza en Siria en mucho tiempo", dijo Ban.
La resolución del Consejo de Seguridad fue aprobada con el voto de sus 15 miembros, entre ellos los cinco permanentes con derecho de veto (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña), y los dos rotativos en representación de América Latina, Argentina y Guatemala. Hasta el momento, Rusia y China habían opuesto su veto a tres proyectos de texto.
El texto prevé la posibilidad de que ese órgano pronuncie sanciones si el plan de desarme no es respetado. Sin embargo, no se trata de sanciones automáticas. En caso de que Siria viole sus compromisos, será necesaria una segunda resolución, lo que deja a Rusia una alternativa de bloqueo.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, señaló en ese sentido que habrá que "probar al 100%" que Damasco no cumple con lo acordado y las sanciones deberán ser "proporcionales" a las violaciones. Las autoridades chinas anunciaron este sábado su satisfacción por la adopción, aunque manifestaron el deseo de que "resista a la prueba de la realidad".
El presidente estadounidense, Barack Obama, había calificado el viernes de "gran victoria de la comunidad internacional" el acuerdo sobre la resolución tras ásperas negociaciones entre Washington y Moscú, aliado de Damasco. La jefa de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton dijo este sábado en un comunicado que la resolución "constituye un paso adelante para una respuesta internacional unida frente a la crisis siria".
Sin embargo, la organización Human Rights Watch (HRW) criticó la resolución reprochándole que "no hace justicia" a las víctimas del conflicto. "Esta resolución no consiguió que se haga justicia por los cientos de niños gaseados y otros muchos crímenes graves", lamentó Philippe Bolopion, representante ante la ONU de HRW.
Siria aceptó adherirse a la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas en el marco de un acuerdo ruso-estadounidense negociado en Ginebra tras un ataque con gas sarín que dejó cientos de muertos cerca de Damasco en agosto. Estados Unidos y sus aliados acusan al régimen sirio de haber cometido este ataque. Damasco, con el apoyo de Rusia, niega ser responsable del mismo y afirma que fue un acto de provocación de la rebelión, que apuntaba a desatar los bombardeos occidentales contra el régimen.
Todos los lugares enumerados en la lista oficial entregada por Siria a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) el 19 de septiembre deben ser inspeccionados a más tardar 30 días después de la adopción de este texto. Pese a la perspectiva de desarme, Naciones Unidas anunció que sus expertos iban a investigar siete lugares de presuntos ataques químicos, entre ellos dos que se habrían producido tras el del 21 de agosto.