BANGKOK.- Miles de manifestantes opositores intentaron asaltar hoy la sede del gobierno de Tailandia y fueron repelidos por la policía con gas lacrimógeno y cañones de agua.
Los agentes se centraron en proteger la sede del Ejecutivo de la primera ministra, Yingluck Shinawatra, y la central de policía, que también fue rodeada por los manifestantes.
El gobierno desplegó a más de 21.000 policías y unos mil soldados para proteger unas diez instituciones gubernamentales de los intentos de ocupación en medio de las protestas, que ya han dejado dos muertos.
Decenas de miles de personas sitiaron diferentes instituciones gubernamentales en toda la capital, Bangkok. La semana pasada, la policía no pudo impedir la entrada de opositores a diversos ministerios y otras instituciones.
"Hemos decidido desplegar tropas militares para garantizar la seguridad en lugares clave como los aeropuertos, pero no están armados y tienen la orden de no usar la fuerza", aseguró el teniente coronel de la policía Kissana Phatsanacharoen, portavoz del Centro de Administración de Paz y Orden.
"Estamos intentando primero abrir un diálogo con ellos, porque mañana será día laboral", dijo Kissana. "No les hemos dado un plazo para salir de los edificios", aseguró. La manifestación progubernamental fue disuelta por sus líderes en la mañana de domingo para reducir las tensiones", indicó el jefe policial
Las protestas, que comenzaron de forma pacífica, escalaron en la noche del sábado, cuando hubo enfrentamientos por primera vez entre opositores y simpatizantes del gobierno cerca de un estadio en el este de Bangkok donde la policía estima que se habían reunido unas 60.000 personas para mostrar su apoyo a la primera ministra.
Los disturbios dejaron dos muertos y varios heridos, señaló Kissana.
Sociedad dividida
Esta mañana, el gobierno pidió a sus seguidores, los "camisas rojas", que regresen a sus hogares en las provincias para evitar más tensiones.
La sociedad tailandesa se encuentra profundamente dividida entre una clase media urbana, a la que pertenecen la mayoría de los manifestantes y partidaria del antiguo régimen, y la población rural de escasos recursos, que apoya al gobierno.
Los manifestantes pretenden bloquear este lunes la sede del Ejecutivo y los ministerios del Interior, Exterior, Comercio, Educación, Finanzas y Trabajo, así como otras instituciones, para paralizar toda la actividad pública.
Los esfuerzos por tomar las instituciones públicas, en su mayor parte simbólicos, comenzaron después de una manifestación el 24 de noviembre que reunió a más de 100.000 personas.
La crisis estalló el 1 de noviembre, cuando la coalición de gobierno intentó lograr la aprobación en el parlamento de una amnistía que habría implicado el perdón para el ex primer ministro Taksin Shinawatra y otros miles de políticos imputados en el período 2004-13. La ley de amnistía fue rechazada más tarde por el Senado. El gobierno ordenó no usar una fuerza excesiva contra los opositores, sino sólo métodos de control de multitudes como bastones, gas lacrimógeno y cañones de agua para evitar una escalada del conflicto.
Yingluck llamó a los manifestantes a negociar, pero Suthep Thaugsuban, dirigente del Partido Democrático que renunció al Parlamento para liderar las protestas, rechazó la oferta y llamó a los empleados a no acudir a sus puestos de trabajo este lunes.
La oposición quiere obligar a Yingluck Shinawatra a renunciar porque la considera una marioneta de su hermano Thaksin, quien pese a estar en el exilio dirige el gubernamental Partido Pheu Thai.
Thaksin vive fuera del país desde 2008 para evitar cumplir una condena a dos años de prisión por abuso de poder. Fue primer ministro entre 2001 y 2006, cuando fue despojado del poder en un golpe.
Bangkok ha sido escenario de protestas callejeras desde 2005. Las protestas masivas forzaron el cierre de dos aeropuertos en 2008 y degeneraron en sangrientas batallas campales que dejaron más del 92 muertos en 2010.