SANTIAGO.- No hay discusión: en Chile, Turquía está de moda. Basta con con prender el televisor y ver cómo los canales han bombardeado su programación con producciónes provenientes del país euroasiático gracias a los buenos resultados de audiencia que han obtenido. Todo eso ha despertado cierto interés por saber más de esta nación y sus tradiciones.
Turquía es un país con territorio en dos continentes (Europa y Asia) y su capital es Ankara, pese a que la ciudad más conocida es Estambul, la religión predominante, en tanto, es la musulmana ¿Pero qué sabemos realmente de ellos? ¿Es posible sacar una "radiografía" a través de una teleserie?
Para aclarar estas dudas, Emol contactó a un grupo de chilenos que por diversos motivos viven en ciudades de Turquía. Nos hablaron de las diferencias sociales que se viven en un lado y otro, el rol que cumple la mujer en la sociedad turca y la influencia del islam.
Las dos Turquía
"En Turquía se dice que hay dos países en uno: el este y el oeste. Es muy marcada esa diferencia, la forma de hablar, costumbres, etcétera", dice Roxana Geldes, profesora de español que vive desde hace 4 años en Izmir junto su esposo y su hijo de un año, ambos turcos.
Estambul es cosmopolita y representa la occidentalización del país. "Es bien parecido a Santiago, como que la gente vive su vida y no se preocupa de nada más", sostiene Yessenia Arias, quien también está casada con un turco y vive hace poco más de dos años en Didim.
Sin embargo, esta ciudad no siempre fue un símbolo de la modernidad turca, y así lo hace saber Inés Arévalo, chilena que lleva 15 años viviendo en la metrópolis y ha sido testigo del cambio que ha experimentado: "Sí, ha habido muchos cambios, se ha modernizado bastante. Cuando llegué me llamó mucho la atención que en las calles sólo había autos viejos de marcas turcas, ahora está lleno de autos lujosos por todas partes. Y en los supermercados sólo había mercadería turca. Los barrios han cambiado, hay muchísimas construcciones de edificios que son condominios con todo", explica.
Pero, más allá del punto de vista comercial y del desarrollo económico, el factor islámico marca la mayor diferencia entre Estambul y el resto de Turquía. Incluso, con Ankara, la capital, como bien lo grafica Bárbara Campos, estudiante de postgrado que vive hace un año en el país: "Si hablas con alguien de Estambul por ejemplo, vas a ver una ciudad mucho más cosmopolita, la gente se viste como quiere. Pero Ankara, pese a ser la capital de Turquía, es pequeña, conservadora, por lo que me he tenido que preocupar mucho y preguntarle a mis amigas turcas qué ropa puedo ocupar, cuál no".
"Ankara es una ciudad súper tranquila. Pese a ser la capital, acá los destinos turísticos son muy pocos, la vida nocturna es casi nula, por lo mismo acá vas a encontrar más mujeres con sus abrigos, con sus caras tapadas. Estambul es totalmente distinta. Allá tienes el lado asiático y el europeo, cultura por donde camines", agrega.
Por su parte, Gloria Apara -viajera que vivió este año en Turquía y registró muchas de sus vivencias en su blog- afirma que "el resto de las ciudades de Turquía tienen un ritmo mucho más tranquilo y pausado y notas mucho más la característica amabilidad del pueblo turco. Recibí muchas invitaciones a cenar y tomar té en casas de desconocidos en pueblos pequeños".
Islam y el trato a la mujer
Esta diferencia entre las dos Turquía se nota también en el trato a la mujer, influenciado por el islam. Gloria Apara señala: "No es algo generalizado, pero sí me ha chocado ver que en algunos casos no existe un trato especial con las mujeres. Después de estar viajando por Asia, en donde esto sí existe de manera muy marcada, fue lo que más me chocó, especialmente en Estambul".
Esto es corroborado por Yessenia Arias: "Los dos años que vivo acá, los amigos de mi esposo ni siquiera me saludan de mano, es de lejos. El trato es súper lejano. O sea, si estoy sola en la casa, no pasa un hombre si no hay otro en casa. Acá se compra el agua, y cuando llega, el caballero la deja en la puerta de afuera y ni siquiera toca el timbre, porque sabe que yo estoy sola".
"El closet ha ido cambiando, tengo más faldas largas, menos escotes. Sobre todo para una mujer sola en Turquía y en las ciudades más conservadoras, como puede ser Ankara o los interiores, es difícil, porque es una cultura machista donde está el tema de la religión", ejemplifica Bárbara Campos.
Y lo complementa de la siguiente forma: "Es inevitable caer en las teleseries. Por ejemplo, a mis compañeras turcas les he contado de Fatmagül (una de las teleseries de moda que también se transmite en Chile), y para ellas la culpa de que la violaran la tiene Fatmagül, porque ella salió a exponerse a esa hora. En cambio, si yo pudiera hablarlo con una chilena, tal vez me diría que está en todo su derecho".
"Esa es como la mentalidad de acá, que una se tiene que cuidar, que no tiene que andar provocando, y en el fondo para vivir tranquila hay que respetar eso y tratar de no cambiar tu estilo de vida, pero sí entender que estás en una sociedad musulmana, conservadora, donde la gente no anda besándose en las calles como puede ser en la cultura latina, a lo más tomados de las manos", agrega.
Pero Roxana Geldes hace una precisión: "La mujer en general no tiene mayores limitaciones, después de los cambios de Atatürk (ex gobernante turco): derecho a voto, estudiar en la universidad etc, aunque claro, como pasa en Chile, también ante un mismo puesto de trabajo el hombre gana más (...) Hoy en día ves mujeres con el turbante en trabajos, antes no mucho. Veremos quá pasará con el nuevo Presidente (Erdogan) que trata de llevar a Turquía a cómo era antes de Atatürk, con la mujer cada vez con menos libertades. Por ejemplo, se prohibió el aborto, está tratando de imponer un número mínimo de hijos, 4 o 5, prohibir los anticonceptivos etcétera".
"El machismo acá se da por hecho. La mujer y el hombre cumplen su rol. Para nosotros puede ser chocante, pero acá lo tienen bien internalizado y lo hacen bien. El machismo para nosotros puede ser un poquito fuerte, pero acá es normal y lo saben", explica Osmar Lara, músico chileno que vendió su piano para irse a vivir hace un año a Estambul junto a su polola turca.
La amabilidad hacia el extranjero y el buen trato
Para definir a los turcos, Lara hace dos diferencias. Desde el punto de vista negativo, destaca que "es gente que anda constantemente de mal humor, porque son muy 'chispitas', prenden altiro, les dices algo que les molesta o pasa algo en la calle y prenden altiro, no están muy abiertos a lo que es la energía latinoamericana. Acá ellos son como muy tristes, les cuesta sonreír y disfrutar más la vida".
Pero desde el punto de vista positivo, es enfático: "Tú puedes ir por cualquier calle, vacía o llena de gente, y puedes andar con un iPhone de oro en la calle, nadie te va a asaltar. Lo de los lanzas no existe. Acá las mujeres andan con muchas joyas en la calle, mucho oro y no pasa nada. Acá robar es súper malo, es mal visto, es una vergüenza. Si te pillan robando, tu familia te hace la cruz", afirma.
Y si hay algo donde todos coinciden es en el buen trato que se le da a los extranjeros. "Los turcos en general se interesan mucho por los extranjeros, les encanta conversar, aprender idiomas", dice Roxana Geldes.
Y Gloria Apara también lo destaca: "En general lo que veo es mucha curiosidad de saber más de mí, de qué hago, de dónde vengo, de cómo es Chile, que es un país del que se sabe muy poco en el extranjero. Y el trato a personas de otros países, depende del país, existe un trato muy diferente si te ves más 'europeo' o proveniente de algún país árabe de los cuales hay mucha inmigración, un poco lo que pasa en Chile con los inmigrantes de países vecinos".