KATMANDÚ/NUEVA DELHI.- Las zonas más remotas afectadas por el terremoto de 7,8 grados de magnitud en la escala Richter que sacudió el pasado sábado Nepal padecen la mayor crisis humana tras la catástrofe, debido a las dificultades de los servicios de rescate para acceder a esas áreas.
Bimal Shrestha, que procede de un pueblo situado en el distrito de Sindhupalchwok, afirmó hoy en Katmandú que el sismo y las réplicas posteriores derrumbaron unas 800 casas en la localidad, donde murieron al menos un centenar de personas.
"He estado visitando a diferentes autoridades del Gobierno, pero ningún equipo de rescate ha sido movilizado" para ir al poblado, explicó Shrestha, que incluso intentó alquilar un helicóptero privado para trasladar artículos de primera necesidad a su gente.
"Conseguí alquilar un helicóptero y cargarlo con alimentos, pero el piloto dio marcha atrás porque el Gobierno quiere que todos los helicópteros vuelen bajo órdenes gubernamentales", relató el nepalí.
La falta de acceso a las áreas más remotas de los equipos de rescate rebaja con el paso de las horas la posibilidad de hallar personas con vida entre los escombros o que los heridos más graves puedan recibir tratamiento en centros hospitalarios de Katmandú.
El portavoz del Ministerio del Interior nepalí, Laxmi Prasad Dhakal, señaló hoy a Efe que no son "capaces de valorar la situación" general de la catástrofe, "ya que pueblos enteros de zonas remotas han resultado dañados".
"No sabemos cuánta gente había en los pueblos cuando se produjo el seísmo", puntualizó el portavoz, que avisó de que aunque por ahora "la cifra de muertos es de más de 5.000, podrían ser miles más".
Dhakal añadió que por el momento 1.120 heridos han sido transportados en helicópteros a Katmandú para recibir tratamiento médico.
Desde la India, donde se encuentra la mayor comunidad de nepalíes en el extranjero, nacionales del país del Himalaya con familiares en las zonas remotas ven con preocupación la situación de sus allegados, con los que apenas han podido comunicarse.
"Todos están en la calle, la casa se derrumbó por completo, muy rápido, aunque pudieron salir a tiempo", declaró a Efe Sham Shrest, un cocinero de 25 años que trabaja en un restaurante de Nueva Delhi.
Shrest procede del pueblo de Taruka, en el distrito de Nuwakot, situado en las montañas a unas dos horas por carretera de Katmandú, y aseguró aliviado que su madre, su mujer y sus cuatro hermanos están bien, aunque se encuentran sin electricidad e incomunicados.
"En el pueblo murieron muchos animales: vacas, cabras, perros... porque la gente salió corriendo de las casas, sin tiempo a sacarlos", relató el cocinero, lo que es toda una tragedia para este pueblo de ganaderos y campesinos.
Seis de los compañeros de Shrest en la cocina del restaurante en el que trabajan en el sur de Nueva Delhi son también nepalíes y algunos decidieron viajar a su país para ayudar a sus familias.
Uno de ellos es Sham Manshrest, que consiguió llegar el lunes a su pueblo en Nepal tras dos días en la carretera y poder estar así con su mujer y sus dos hijos pequeños, que están en la calle tras derrumbarse su vivienda.
Esta catástrofe ha puesto al límite a un país ya de por sí muy pobre y con un frágil Gobierno, cuyo primer ministro, Sushil Koirala, ha reconocido que la respuesta al seísmo no fue la adecuada por parte de las autoridades nepalíes.
El terremoto ha sido el de mayor magnitud en Nepal en 80 años y el peor en la región en una década desde que en 2005 otro seísmo ocasionara más de 84.000 muertos en Cachemira.