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La guerra en Irak: La resistencia contraataca

Ya no se puede hablar de 'posguerra' en el país árabe. La situación se ha vuelto tan complicada para EE.UU. que sus autoridades han debido reconocer la pérdida del control en algunas zonas, mientras los chiítas ya proclaman el nuevo Vietnam.

08 de Abril de 2004 | 13:10 | El Mercurio en Internet
Falluja
Falluja es una de las ciudades donde se está reviviendo la guerra.
SANTIAGO.- Justo hace un año, las tropas estadounidenses iniciaban un rápido y sorpresivo avance sobre Bagdad, echando por tierra las múltiples hipótesis de que las batallas que se librarían en la capital de Irak serían tan cruentas como las encontradas por las fuerzas especiales cuando entraron en Mogadishu, capital de Somalía (en 1993) o cuando pelearon en Vietnam entre las décadas del '60 y '70.

La comparación no era fortuita. Somalía y Vietnam significaron para Estados Unidos sus dos mayores derrotas. En el país africano, las fuerzas especiales perdieron a unos 18 hombres, además de sufrir la caída de dos de sus helicópteros; en el sudeste asiático, murieron más de 58 mil soldados, otros 300 mil quedaron heridos y por lo menos dos mil desaparecieron.

Se pensaba, hace un año, que Bagdad sería un nuevo episodio fatal para Estados Unidos. Pero no fue así. Las tropas de avanzada de la coalición demoraron muy poco en tomar la capital y hacer sucumbir el Gobierno de Saddam.

Parecía muy fácil y mientras al mundo le sorprendía la nula resistencia de la milicia y los guerrilleros iraquíes, las autoridades estadounidenses se frotaban las manos y sonreían al darse cuenta que en menos de un mes tenían el país "bajo control".

Se inició entonces la posguerra, con una coalición que sumaba presencia militar con el apoyo de más de quince países – Gran Bretaña, España, Italia, Polonia, Holanda, Japón, entre otros- que enviaban sus tropas con la misión de hacer retornar la tranquilidad al convulsionado país.

Algunos importantes sucesos daban indicios de que Irak, un país que había sido gobernado dictatorialmente por Saddam durante 24 años, estaba dando sus primeros pasos para convertirse en un estado democrático.

El 22 de julio de 2003, las tropas estadounidenses mataron en Mosul, a quienes serían, de seguro, los sucesores de Saddam en el poder de no haberse librado la guerra: sus hijos Uday y Qusay.

Soldados de EE.UU.
Soldados rezan ante un compañero caído en combate.
Un mes y medio después, el Consejo de Gobierno iraquí nombraba a los 25 ministros del nuevo Gobierno iraquí, a la vez que comenzaba la circulación del nuevo dinar (la moneda local).

Y en diciembre, Estados Unidos lograba acabar con una de las esperas más tensas: la captura del ex Presidente, un hecho tan importante por su trascendencia política como simbólica, un duro golpe para la débil resistencia que aún ponía en problemas a las tropas de la coalición.

Las palabras del administrador estadounidense de Irak, Paul Bremer, dieron muestra de la tranquilidad que significó para la potencia norteamericana capturar a Saddam: "Lo tenemos", anunció en ese entonces con una amplia sonrisa de satisfacción.

Parecía ser que todo se estaba dando para el país "invasor", aquel que justificó una guerra acusando la existencia de unas armas sumamente peligrosas, pero que nunca han sido encontradas.

Tanta era la confianza de las autoridades estadounidenses que no dudaban en repetir una y otra vez que el plazo para devolver el poder a los iraquíes se mantenía: el 30 de junio de 2004.

Lo reiteró George W. Bush, más de una vez, como olvidando que en el país árabe las cosas no estaban tan tranquilas como parecía; como queriendo borrar de la historia el atentado contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad; la muerte del líder religioso chií Ayatollah Al Hakim; el atentado contra el hotel El Líbano en la capital; y un largo etcétera que demostraba que la resistencia no sólo existía, sino que parecía acrecentarse día a día.

En total, según cifras de Amnistía Internacional, 10.000 civiles iraquíes murieron desde la invasión estadounidense, mientras 560 soldados estadounidenses perdieron la vida, dos mil 461 han sido heridos y 10 helicópteros fueron derribados, en lo que va del conflicto.

Chiítas y sunitas reviven la guerra

Matanza en Falluja
Iraquíes arrastran un cuerpo de un estadounidense quemado en Falluja.
Pero los últimos días la situación se complicó de sobremanera para la coalición. Tanto así que bien puede omitirse el prefijo 'post' para hablar derechamente de que en Irak se vive nuevamente una guerra.

Desde el domingo 4 a la fecha ya se cuentan al menos 126 muertos, 30 de ellos de la coalición, producto de un sorpresivo levantamiento de la corriente religiosa chiíta, representa a un 60% del total de la población iraquí.

Quizás impulsados por el creciente odio hacia las fuerzas de ocupación tras los atentados que a principios de marzo mataron a unos 200 chiítas en el sur de Irak; o quizás por la detención por parte de las tropas de uno de los asesores del líder Muqtada al Sadr, lo cierto es que la furia apoderó de varias ciudades iraquíes donde Estados Unidos comenzó a perder el control.

Najaf, Kufa, Nasiriya, Falluja e incluso Sadr, ciudad muy cercana a Bagdad, se han convertido en escenario de cruentos enfrentamientos entre las tropas de la coalición, un bando muy definido, y la resistencia iraquí, bando que parecía muy diluido, pero que encontró en Al Sadr un liderazgo que hoy tiene a los norteamericanos en aprietos.

Pero no es sólo eso lo que debiera preocupar a las fuerzas estadounidenses. Además de recuperar el control de ciudades claves y de atreverse a matar y "arrastrar" los cuerpos de los enemigos por las calles, los chiítas han sido capaces de olvidar años de diferencias y conflictos para "invitar" a la Chiítas
Resistencia chiíta celebra mostrando sus armas y retratos de su líder Muqtada al Sadr.
minoría sunita a "trabajar juntos en al expulsión del invasor".

Las cosas se han complicado tanto para Estados Unidos que han debido reconocer que están en problemas y que han perdido el control de al menos dos ciudades - Najaf y Kut-, además de enfrentar otros problemas como la pérdida de soldados, el secuestro de militares de la coalición y el eventual retiro de las tropas españolas.

Por su parte, la resistencia ya ha recibido el apoyo de otras milicias y grupos fundamentalistas musulmanes, como Hamas y la Jihad Islámica, además de que la red terrorista Al Qaeda no deja de amenazar con atentados contra las fuerzas de ocupación.

La guerra volvió a Irak. Habrá que ver si Estados Unidos recupera el control de la situación y si entrega el poder a los iraquíes tal como lo prometió. Aunque la resistencia iraquí ya augura un nuevo Vietnam.
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