CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Juan Pablo II recordó hoy, domingo, el valor simbólico del tradicional abeto de Navidad y dijo que exalta el valor de la vida, que se mantiene "siempre verde" si se convierte en un don a los demás.
El Pontífice hizo estas manifestaciones ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro del Vaticano para el rezo del Angelus, a las que recordó que el abeto, junto con el pesebre, forman parte de los símbolos ligados a distintas culturas que rodean la Navidad.
El Papa insistió en que el pesebre -al que se refirió en su mensaje del domingo pasado- es el "símbolo más importante" de la Navidad, mientras que el árbol "exalta el valor de la vida porque, en la estación invernal, los abetos siempre verdes se convierten en signo de la vida que no muere".
Juan Pablo II recordó que tradicionalmente se colocan bajo el abeto adornado los regalos navideños, lo que en sentido cristiano evoca "el árbol de la vida, la figura de Cristo, supremo don de Dios a la Humanidad".
Con la Plaza de San Pedro adornada con un abeto de 35 metros de altura y 110 años de edad, regalado por la región alpina italiana del Trentino, el Obispo de Roma insistió en que los dones "no sean tanto cosas materiales, sino de uno mismo: amistad, afecto sincero, ayuda fraterna y perdón".
Por eso, invitó a que la Navidad se viva "como una ocasión para saborear la alegría de entregarnos a nuestros hermanos, especialmente a los más necesitados".
Tras el rezo del Angelus, Juan Pablo II saludó con especial cariño a un grupo de 32 niños de la localidad rusa de Beslán, supervivientes del asalto terrorista a una escuela el pasado septiembre, que costó la vida a cerca de 350 personas.
Primero en ruso y después en italiano, el Papa deseó a los niños, que se encuentran en Italia invitados por la provincia de Trento, que "el bien que estáis recibiendo de tantos amigos os ayude a superar las heridas de la terrible experiencia sufrida".