MOSCÚ.- "Los hemos pillado con las manos en la masa", dijo el portavoz del Servicio Federal de Seguridad ruso, Serjey Ignatschenko.
Y es que el domingo en la noche la televisión estatal rusa difundió filmaciones en las que se ve a cuatro empleados de la embajada británica presuntamente usando equipo electrónico de espionaje, en una plaza de Moscú, para recibir información de inteligencia de agentes rusos.
Aunque suene extraño, los diplomáticos británicos utilizaban un dispositivo que sería la envidia de las películas de "James Bond": una piedra hueca con una memoria para almacenar datos.
El contacto ruso enviaba información desde su computadora portátil hasta la piedra. Después, los diplomáticos pasaban por el lugar donde estaba colocada la piedra y guardaban la información en sus respectivas computadoras.
Tras el programa, Rusia acusó a diplomáticos británicos de espionaje y de entregar fondos a organizaciones no gubernamentales, entre ellas el más conocido de los grupos de defensa de los derechos humanos
"El envío de datos tardaba uno o dos segundos", decía el reportaje. Una cámara oculta filmó a los agentes, disfrazados de estudiantes, cuando se hallaban cerca de la piedra, que tenía el tamaño de un balón de fútbol.
Desde hace tiempo, Rusia acusa a algunos países de realizar espionaje con la excusa de ayuda a grupos rusos para la defensa de los derechos de los ciudadanos. En este marco se sitúa también la polémica ley para el control de organizaciones no gubernamentales, que el Presidente Vladimir Putin firmó el 10 de enero.
Ignatchenko, dijo que la situación será resuelta "a nivel político". Esa sería una aparente indicación de que el gobierno ruso podría expulsar a los diplomáticos. Entre los que figuran Marc Doe y Paul Crompton, ambos empleados de la sección política de la embajada.
La emisora también mostró copias de documentos que demostrarían, presuntamente, que Gran Bretaña habría transferido dinero a ONG en Rusia. Señaló que Doe era el principal punto de contacto para las ONG.
Según declaró Ignatchenko "ésta es la primera vez que los agarramos literalmente con las manos en la masa en el proceso de ponerse en contacto con sus agentes aquí y que recibimos evidencias de que están financiando a una serie de organizaciones no gubernamentales".
Mientras tanto la cancillería británica rechazó las acusaciones. "Estamos preocupados y sorprendidos por estas acusaciones", dijo un vocero del ministerio de Exteriores, "rechazamos toda acusación de comportamientos impropios en nuestras relaciones con las ONG rusas. Es bien sabido que el gobierno británico apoya proyectos implementados por las ONG rusas en sectores de derechos humanos y de la sociedad civil".
"Toda nuestra asistencia es dada abiertamente y apunta a apoyar el desarrollo de una sana sociedad civil en Rusia", agregó el vocero. Por su parte el premier británico, Tony Blair, eligió un "sin comentarios" de tono irónico.