SYDNEY.- El Gobierno australiano anunció hoy que desplegará naves y aviones para vigilar la próxima campaña de los balleneros de Japón en aguas de la Antártida, donde cada año se dedican a la caza de ballenas con “fines científicos".
El ministro de Exteriores, Stephen Smith, dijo en rueda de prensa que el dispositivo grabará en vídeo la actividad de los balleneros nipones, y que su Gobierno no descarta emprender acciones legales contra las naves que se aparten del supuesto cometido científico.
El anuncio coincide con la salida hoy desde la vecina Nueva Zelanda de la nave “Esperanza", propiedad del grupo ecologista Greenpeace, que intentará impedir a los balleneros japoneses la caza del cetáceos en el Antártico.
Japón tiene previsto matar durante el verano austral un total de 935 ballenas minke, 50 ballenas de Aleta y, por vez primera en 40 años, 50 ballenas jorobadas, dentro de lo que Tokio denomina su programa de investigación.
La postura del nuevo Gobierno laborista australiano respecto a esa caza difiere de la mantenida en los últimos años por la anterior Administración, liderada por la conservadora Coalición Liberal, que ahora, desde la oposición, ha advertido de que las medidas de vigilancia en la Antártida pueden dañar las relaciones económicas con Japón.
Según Greenpeace, Japón ha cazado al menos 7.650 ballenas “con pretexto científico” entre 1987 y 2006, algo que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) permite sólo para esos fines.
El programa anual de caza japonés para el presente verano austral se puso en marcha el pasado noviembre, pese a que la CBI solicitó a Japón, en junio, que detenga su programa de “capturas con fines científicos", tras una resolución no vinculante auspiciada por Australia, uno de los países que con mayor insistencia se opone al plan.
La CBI ratificó la moratoria vigente desde 1986 contra la caza de ballenas con fines comerciales, pese a las presiones niponas para que se levante el veto para la pesca a pequeña escala.
Noruega es el único país del mundo que permite la pesca comercial de cetáceos, pero Japón e Islandia cazan más de 2.000 ballenas al año con fines “científicos", lo que, según las organizaciones ecologistas, es una forma encubierta de realizar capturas comerciales.