La ex jefa de Gabinete de Lula deberá enfrentarse a Serra el próximo 31 de octubre.
APBRASILIA.- Apuntada por las encuestas como clara favorita, la candidata oficialista a la presidencia brasileña, Dilma Rousseff, fracasó hoy en su intento de asegurarse el gobierno y tendrá que disputar una segunda ronda contra el opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
El desempeño de la "delfín" del presidente Luiz Inacio Lula da Silva en las urnas de este domingo fue peor de lo que auguraban las encuestas.
Tras el recuento oficial del 94,75 por ciento de las urnas, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) suma sólo un 46,23 por ciento de los votos válidos, un índice que está muy lejos de la mayoría absoluta que necesitaba para conquistar la presidencia en la primera vuelta.
La relativa "derrota" obligará a la ex jefa de Gabinete de Lula a cumplir casi un mes más de campaña para enfrentar el 31 de octubre a Serra, quien suma poco casi 33 millones de votos, (un 32,93 por ciento de los válidos), unos once millones menos que Rousseff.
El naufragio del sueño de Lula de definir hoy a Rousseff como su sucesora en el gobierno se debió principalmente al sorprendente desempeño en las urnas de la candidata del Partido Verde (PV), Marina Silva, quien más que duplicó su apoyo electoral en las últimas semanas y suma más de 19 millones de sufragios (un 19,7 por ciento del total).
El resultado de los escrutinios sorprendió incluso porque el apoyo de Rousseff quedó por debajo de las previsiones del sondeo boca de urna del Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (IBOPE, privado), que pronosticó que la representante del PT lograría entre un 49 y un 53 por ciento de los sufragios.
Según el analista político Merval Pereira, del canal televisivo GloboNews, Rousseff al parecer perdió terreno en la recta final, posiblemente a raíz del escándalo de tráfico de influencias que en septiembre último llevó a la renuncia de su sucesora en el Gabinete Civil de la Presidencia, Erenice Guerra.
Además, el apoyo a su candidatura entre sectores más conservadores de la sociedad pudo haber sufrido un desgaste a raíz de rumores que circularon en Internet, según los cuales la representante del PT pretendería legalizar el aborto y el casamiento entre homosexuales, lo que ha sido desmentido por Rousseff.
Ello habría desatado un movimiento de "migración" de votos de Rousseff a Marina Silva, que ahora se perfila como la "novia codiciada" cuyo apoyo será disputado por ambos candidatos a la presidencia en la ronda decisiva.
Pese a que fue afiliada al PT por varios años y se desempeñó incluso como ministra de Medio Ambiente de Lula, Silva aseguró que pretende mantenerse neutral en una segunda vuelta, mientras que dirigentes de su PV expresaron a la prensa su tendencia a apoyar a Serra.
Una encuesta reciente estimó que al menos el 60 por ciento de los electores de Marina Silva tiende a respaldar a Serra en la segunda vuelta, lo que, según la comentarista política Cristiana Lobo, hace prever que en las próximas semanas la disputa entre Rousseff y Serra será "mucho más exacerbada que hasta ahora".
Las sorpresas en los escrutinios cerraron una jornada electoral extremadamente pacífica en Brasil: "Tuvimos elecciones tranquilas, con poquísimos incidentes y sin episodios de violencia", afirmó el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Ricardo Lewandowski, después de que se terminara la votación.
Pese a ello, a lo largo de la jornada electoral el TSE registró por lo menos 963 incidentes de ilegalidad, que resultaron en las detenciones de 394 personas, de las cuales 26 eran candidatos.
En los comicios de este domingo, 135,8 millones de brasileños fueron convocados a las urnas no sólo para elegir al sucesor de Lula en la presidencia, sino también para escoger a gobernadores de los 27 estados y renovar dos tercios del Senado y la totalidad de la Cámara Baja y de las Asambleas Legislativas. Casi un 18 por ciento de los electores se abstuvo de votar en los comicios.