La policía local trabaja en el sitio del hecho, que se suma a otra explosión en la embajada suiza en la capital italiana.
AFPROMA.- A sólo horas de estallar un artefacto explosivo en la embajada de Suiza en Roma, una nueva explosión afectó a la sede diplomática de Chile en la capital italiana, dejando una persona levemente herida.
Se trata de un funcionario administrativo, identificado como César Mella, quien se trasladó por sus propios hasta un centro hospitalario, luego de que el paquete explosivo le estallara en las manos.
Agentes de las fuerzas de orden y bomberos se constituyeron rápidamente en el edificio, el que no sufrió daños materiales.
La policía, de acuerdo al periódico "La Stampa", no tiene claridad del autor de estos ataques, pero no se descarta una posible vinculación a grupos anarquistas extremos.
El barrio de Parioli, sector donde se encuentra la embajada chilena en Roma -que se ubica en Via Po-, concentra varios recintos diplomáticos del mundo, entre ellos el de Suiza -en Via Barnaba Oriani- y el de Ucrania -en calle Guido D'Arezzo-.
Éste último, según los medios italianos, recibió en los últimos minutos un paquete sospecho, el cual es periciado por un equipo de expertos para establecer su procedencia y composición.
El resto de las embajadas también están siendo inspeccionadas por la Policía para descartar que fuesen víctimas de otro ataque.
Tanto el atentado contra la sede chilena como la suiza quedaron archivados en el expediente que lleva adelante la Fiscalía de Roma, a través del persecutor Pietro Saviotti, jefe del grupo de lucha contra el terrorismo.
El primer ministro Silvio Berlusconi, en tanto, ya está al tanto de los ataques e indicó que coordinará con el ministro de Interior, Roberto Maroni, los pasos a seguir.
La fiscalía de Roma abrió un expediente: el fiscal Pietro Saviotti, jefe del grupo de lucha contra el terrorismo, procede a atacar a los efectos del terrorismo.
Los investigadores han sugerido que esta ola de ataques a las delegaciones diplomáticas, podría estar relacionada con la detención de dirigentes anarquistas en cárceles suizas. Tal hipótesis se origina en que el país helvético mantiene detenido a Marco Camenisch, un militante antinuclear que fue extraditado en 2002.