BUENOS AIRES.- El célebre actor cómico uruguayo Juan Verdaguer, cultor de un fino humor y considerado como el mejor autor de chistes de salón, murió este martes a los 85 años de edad víctima de un ataque cardíaco, en su domicilio de la capital argentina, en donde se hizo famoso.
Sus familiares confirmaron el deceso a la prensa e informaron que sus restos serán trasladados al cementerio porteño de la Chacarita, donde serán depositados en el panteón de la Asociación Argentina de Actores.
Nacido en Uruguay, hijo de una familia de artistas, Verdaguer, un distinguido humorista que se caracterizó por la seriedad con que contaba los chistes, y por utilizar las figuras de la esposa y la suegra como protagonistas, inició su trayectoria a los 12 años en un circo, donde se destacó como malabarista y violinista.
Años después, ya en Buenos Aires, su desempeño en el teatro de revistas le permitió ganar popularidad en la céntrica avenida Corrientes y luego saltar al cine y a la televisión para su consagración definitiva.
Verdaguer intervino en ocho películas. La primera fue "Locuras, tiros y mambo", comedia musical de 1951 con los Cinco Grandes del Buen Humor.
Seis años después sobresalió como actor dramático en "Rosaura a las diez", sobre novela de Marco Denevi, pero enseguida llegaron las comedias "La Herencia" -en la que participó con Natán Pinzón y el principiante Alberto Olmedo- y "Cleopatra era cándida", coprotagonista con Niní Marshall.
Con el humor pasó por innumerables revistas y se mantuvo en televisión diez años seguidos (1960/1970) para proyectarse como uno de los grandes contadores de chistes. En los últimos tiempos, sus apariciones en televisión eran esporádicas, con excepción de algunos chistes especialmente para la red de televisión del subterráneo que, desde los monitores, divertían a los pasajeros que esperaban su tren.
Verdaguer estaba protagonizando la obra teatral ''Masters del humor'' -con Carlos Garaycochea y Mario Clavell, con la que ganó el premio ACE (cronistas del Espectáculo)-, que ya había dejado Buenos Aires y viajaba por el interior del país. Su última actuación fue en la ciudad bonaerense de San Nicolás.
Cuando se le preguntaba por su estilo de humor, su respuesta favorita era: "Asaltan a un hombre y lo dejan completamente desnudo, eso es comicidad. En cambio, si lo dejan en camiseta y calzoncillos, es humorismo. Yo hago humorismo, porque prefiero que la gente se quede, por lo menos, en ropa interior".
En entrevista al diario Clarín, a principios de 2000, Verdaguer se definió "como un monologuista. A veces hago diálogos, generalmente con vedettes, a quienes elijo como contrafigura: son más altas que yo y muy voluminosas".
Ganador de un diploma al mérito de la Fundación Kónex en 1981, solía decir que su estilo "de contar el chiste con mucha seriedad podría parecerse al del cómico norteamericano Buster Keaton. Pero no uso la seriedad constantemente".
En contraposición, llamaba al estilo de humor actual como "pornográfico", y aseguraba que no sólo no le gustaba, sino que nunca lo había practicado.
Si bien nunca se dedicó profesionalmente a enseñar su profesión -decía no le daba "el paño"-, el humor que encarnó es continuamente rescatado por varias generaciones de jóvenes actores.
El estilo del "humor Verdaguer" incluyó la obligación de no reírse nunca de los cuentos que relataba, y para ello llevaba siempre un violín pues se se hacía la idea de que estaba por dar un concierto y los violinistas, decía, "son tipos serios".
Pero sus chistes no eran todo, ya que también tenía una puesta en escena característica: con una mano en el bolsillo, hablando casi de costado y una cadencia al decir que marcaba un ritmo muy particular.
"El Señor del Humor", como se lo conocía en el ambiente, había debutado en 1932 en circo y actuó en él durante varios años para luego, como comediante, presentarse en México, Estados Unidos, Colombia y España, entre otros países.