LONDRES.- Su propia vida se asemeja tanto a un cuento como la de su personaje Harry Potter. Joanne K. Rowling, de 36 años, vivió hasta 1997 en Edimburgo, Escocia, con la pequeña Jessica, hoy de ocho años, con ayuda social del estado.
Era una madre que criaba sola a su hija y que tenía que sobrevivir con lo mínimo. El año pasado, el "Sunday Times" la ubicó en los primeros lugares en la lista de las mujeres más ricas del país.
En un cálculo más bien conservador el diario estimó su patrimonio en 65 millones de libras (unos cien millones de dólares). Entre los dos momentos se ubica el éxito de los cuatro tomos de las aventuras del aprendiz de mago Harry Potter. Con ellas, Rowling se convirtió en la escritora más exitosa del mundo con más de 110 millones de libros vendidos.
¿A quién vería Rowling en el mágico espejo de "erised" ("desire" - deseo - al revés) que aparece en "Harry Potter y la piedra filosofal" y que por unos minutos puede hacer realidad el deseo más profundo de una persona?
"Vería a mi madre. Me gustaría tener cinco minutos para decirle: tengo una hija. Se llama Jessica, tiene tal aspecto y le gusta aquello y lo otro. Escribí un par de libros, mami, y adivina lo que pasó entonces. Seguiría hablando y al final de los cinco minutos me daría cuenta de que me olvidé de preguntarle cómo es eso de estar muerto".
La muerte de su madre, sólo veinte años mayor que ella, la marcó mucho, al igual que a Harry Potter. Cuando J.K. Rowling tenía quince años, a su madre se le diagnosticó esclerosis múltiple y diez años después moría. Fue el año en que escribió los primeros borradores de Harry Potter, cuando el tren en que viajaba se quedó detenido en camino a la estación londinense de King's Cross.
La estación con el andén nueve y tres cuartos, que las personas normales (muggles) no pueden ver, juega un papel importante en todos los libros de Harry Potter como punto de partida del tren que va a la escuela de magia Hogwarts.
El fallecimiento de la madre contribuye al hecho de que Harry Potter sea un niño huérfano y que el tema de la muerte y el duelo tengan un lugar importante en los libros.
Pocos meses después de perder a su madre, Rowling, que en realidad quería convertirse en secretaria billingüe, viajó a Portugal. Allí conoció al periodista de televisión Jorge Arantes, se casó, quedó embarazada y se separó tres meses después.
En 1994, Rowling se trasladó con su hija a Edimburgo, donde vivió un par de semanas en casa de su hermana. Desde entonces, reside en Escocia.
"Me sentí humillada y despreciada", dice respecto de los años difíciles en los que tenía que sobrevivir con la ayuda estatal y el dinero de algunos amigos. Al mismo tiempo, oía una y otra vez que las madres solteras son las culpables de la decadencia de la juventud. Y una y otra vez la trataban como si le dijeran: "Tú tienes la culpa de todo lo que te pasa".
Escribió su primer libro en un café porque en su casa hacía demasiado frío. "Pero también porque me gusta que alguien me haga un café". En 1997 el libro fue rechazado por tres grandes editoriales, hasta que Bloomsbury pagó 10.000 libras por el manuscrito y pocas semanas después se demostraba que Harry Potter era un bestseller mundial.
J. K. Rowling (las iniciales debían ocultar a los pequeños lectores en un principio que se trataba de una mujer) ya no tendrá que preocuparse por el dinero el resto de su vida, aunque es algo que no parece importarle demasiado.
"Mi hija siempre presume de todos los lugares donde estuvo y siempre añade: Mami sólo estuvo otra vez en una librería". Trabaja con una organización británica para madres solas ("Ahora aprovecho mi imagen"), con otra para la lucha contra la esclerosis múltiple y en campañas para fomentar la lectura entre los niños.
Es una mujer muy celosa de su intimidad, que prefiere evitar la publicidad. Cuando hace unos meses salió publicada una foto suya con su novio Neil Murray, de 30 años, y su hija Jessica en la playa de Mauricio, presentó una demanda contra el periódico y ganó.
