BERLIN.- Alemania rindió el jueves tributo a la actriz Marlene Dietrich en el centenario de su nacimiento, con una disculpa formal de la ciudad de Berlín por tratar a la estrella de Hollywood como una traidora.
Dietrich, que provocó ira en Alemania por respaldar a los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, comenzó como cantante de cabaret en la década de 1920, antes de convertirse en estrella de Hollywood y posteriormente regresó al escenario como cantante.
Nacida en Berlín el 27 de diciembre de 1901, murió en París en completa soledad en 1992, y fue sepultada en la capital alemana.
"Ella fue una artista extraordinaria que tuvo muchos seguidores alrededor del mundo", expresó el Presidente alemán Johannes Rau. Su despacho depositó una corona en su tumba el jueves.
"Ella también trabajó activamente por la democracia y la libertad durante la época de la dictadura nazi", agregó.
La voz ronca, los pómulos salientes y las maravillosas piernas largas de la diva rubia cautivaron al público durante décadas tras su actuación como una cantante de cabaret en la película de 1930, "The Blue Angel" ("El ángel azul").
Ese y muchos otros filmes son exhibidos en Alemania esta semana. Exhibiciones en museos, conciertos musicales y documentales también rinden tributo a la única diosa del cine de Alemania.
Dietrich se trasladó a vivir a Estados Unidos, se nacionalizó estadounidense en 1937 y rechazó los intentos de los nazis de que regresara a Alemania. Después se vistió con uniforme estadounidense para actuar ante los soldados en los frentes de batalla durante la Segunda Guerra Mundial.
"Hitler es un idiota. Chicos, no se sacrifiquen. La guerra es un disparate y Hitler es un idiota", dijo en una entrevista concedida en tiempos de la guerra y transmitida desde Gran Bretaña a Alemania.
Actuaciones durante la guerra
Sus actuaciones en tiempos de guerra para entretener a los soldados aliados provocaron resentimiento en Berlín.
Cuando regresó a su país para ofrecer un concierto en 1960, fue recibida con protestas, con algunos manifestantes llamándola prostituta y afiches que decían "Vete a casa, Marlene".
Pero la siempre carismática Dietrich tuvo una cálida recepción en el interior del abarrotado teatro, donde subieron el telón 18 veces, para que reapareciera.
"La hostilidad que enfrentó de parte de algunos entonces, fue una vergüenza para nuestra ciudad. Berlín quiere disculparse y pide perdón", dijo Andre Schmitz, un representante del despacho del alcalde, en un discurso pronunciado tras la colocación de la corona en la tumba de Dietrich.
Aún después de una década de su muerte, Dietrich es capaz de generar noticias que acaparan los titulares.
Su confidente y amiga Norma Bosquet dijo el jueves que creía que Dietrich podría perfectamente haber tomado una sobredosis de pastillas para dormir, para quitarse la vida.
"No puedo creer que muriera de forma natural", dijo Bosquet, una estadounidense que trabajó como secretaria de Dietrich y la trató durante sus últimos quince años.
"Creo que tenía el coraje para hacerlo", dijo a Reuters en una entrevista por teléfono.
Bosquet dijo que Dietrich pasó los últimos 12 años sin poder salir de su apartamento después de haberse caído y fracturado una pierna en 1980. Ella sufría un dolor crónico de la lesión.
"No puedo creer que una persona tan inteligente y lúcida como era ella entonces, a pesar de todo (...) fuera a aceptar que la llevaran a la clínica sabiendo que ese era el fin para ella", dijo Bosquet desde su casa de París.