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Temporada de música de Las Condes 5/5/2005

13 de Mayo de 2005 | 17:03 |
Gilberto Ponce

En la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Las Condes, tuvimos ocasión de escuchar a la Orquesta de Cámara de Chile, la que actuó en esta oportunidad con Fernando Hasaj, quien es concertino y director de la Camerata Bariloche, conjunto de bien ganado prestigio internacional.

El atrayente programa consultaba solo obras de Felix Mendelssohn, la obertura para "Sueño de una noche Verano", la Sinfonía Nº 4 "Italiana" y el Concierto en Mi menor para violín y orquesta, donde Hasaj además de solista sería el director. No sólo este aspecto era de interés, también lo era el que las obras se interpretarían con orquesta de cámara.

Hasaj es un muy buen "concertador" de gestos un tanto duros que consigue no obstante un excelente sonido de orquesta.

Sin duda que el mayor logro de la noche fue el concierto para violín y orquesta. Con Hasaj en los dos roles, solista y director, se trataba de un gran desafío, pues si en obras barrocas es posible "concertar" con mayor facilidad, en este caso la empresa tenía las dificultades propias de una obra con gran cantidad de contrastes, cambios rítmicos y además conservar los equilibrios sonoros.

El sonido del solista es hermoso, con excelente afinación y fraseos inteligentes, consiguiendo además una extraordinaria respuesta de la orquesta, que se fusionó a la perfección con el solista, escuchando, fraseando y observando en todo momento los equilibrios sonoros con el violín solista.

Este resultado no es producto del azar, se debe sin duda a un concienzudo estudio que habla muy bien del profesionalismo de la Orquesta de Cámara de Chile.

La claridad de líneas y voces, las preguntas y respuestas entre solista e instrumentos o entre familias instrumentales, fue de un sorprendente nivel.

En el caso de las otras dos obras, creemos que a pesar del nivel alcanzado en lo general no fueron totalmente logradas.

La Obertura de la música incidental para "Sueño de una noche de Verano", la chispeante comedia de Shakespeare, recibió una interpretación más formal que expresiva, sin ese sentido casi mágico que la envuelve, y pensamos que las cuerdas resultaron desfavorecidas en cuanto a volumen frente a las maderas y bronces.

El sonido y fraseos obtenidos en la famosa Sinfonía Italiana, son interesantes y claros en general, desapareciendo los problemas de equilibrio sonoro consignados en la obertura, pero le faltó sutileza. Por ejemplo en el segundo movimiento, que resultó un tanto plano y sin contrastes dinámicos. En el tercero, en cambio, el director consiguió el carácter preciso, con muy buenos juegos dinámicos.
En el cuarto movimiento la velocidad conspiró en contra de la claridad de frases, cuestión ampliamente superada en el expresivo y jovial primer movimiento.

En síntesis un muy buen concierto, con una gran versión del concierto para violín en Mi menor, con un solista y una orquesta en el más alto nivel que será recordada por sus virtudes ejemplares.
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