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Un pianista que dará que hablar

13 de Junio de 2006 | 00:00 |
Gilberto Ponce

En la tercera jornada de la Temporada del Descubrimiento, que ofrece la Orquesta Sinfónica de Chile en el Teatro Universidad de Chile, debutó junto a la agrupación anfitriona el joven pianista Danor Quinteros, de 23 años, ganador de varios galardones en diferentes concursos.

A su sólida técnica agrega una musical intuición que le lleva a un notable acercamiento estilístico. En este caso nos referimos al celebérrimo Concierto Nº 2 en Do menor, Op. 18 para piano y orquesta de Sergei Rachmaninov. Obra que no por ser tan popular es de fácil ejecución, requiriendo de un intérprete que capte la esencia del lenguaje del compositor, que va desde lo dolido, a las manifestaciones más grandes de lo "romántico", que nunca debe confundirse con sensiblería.

La sobriedad de sus movimientos no le resta peso ni fuerza a las partes donde debe luchar contra el volumen de la orquesta y, como contraste en las secciones "piano", posee una serena y expresiva transparencia que es francamente conmovedora.

Sería injusto no detallar cada uno los movimientos: la desgarradora pasión del primer y tercer movimiento, con sus arrebatadoras explosiones de sentimiento, o bien el inspirado romanticismo del segundo movimiento (Adagio sostenuto) en el que contó con el acertado acompañamiento de los solos en flauta, clarinete, fagot y corno.

La Sinfónica realizo una gran labor, conducida en esta oportunidad por Víctor Hugo Toro, quien debutara en la temporada del año pasado. Su labor le hizo seguir con atención al solista, en sus cambios de tempi o en los contrastes dinámicos. Sólo tendríamos una cierta objeción al volumen orquestal de algunos pasajes, en particular cuando el piano toca en la parte grave del instrumento.

En todo caso, fue un placer presenciar este debut, con un solista que sin duda dará que hablar, una orquesta que puso todo de su parte, además de un gusto evidente por la obra, y un director que fue un eficaz aliado del novel pianista.

Ante las atronadoras y merecidas ovaciones, Danor Quinteros, ofreció como encore un Intermezzo de Brahms, en el que ratificó todas sus condiciones interpretativas.

Este ciclo de conciertos se abre siempre con el estreno de una obra de un compositor chileno joven. En este caso se trató de "De donde viene" de Cristián Morales Ossio, quien de oboísta, pasó a la composición. Según el compositor, para comprender cabalmente la obra, es necesario conocer en profundidad otra obra suya, llamada "Una voz evanescente", que al mutar y transfigurarse, se trasforma en la que escuchamos. Al no conocer la anterior, sólo podemos analizar lo que oímos.

Está estructurada en un movimiento y es para cuatro violines, seis violas, dos chelos, maderas, bronces y una gran cantidad de percusiones. Está conformada por un arco que se inicia con un "tutti" orquestal, para luego en lenguajes que recuerdan a otros compositores contemporáneos, juega con colores, timbres, contrastes y, en una larga secuencia, ir desprendiéndose de los sonidos, casi hasta el silencio, para retornar en una acumulación sonora hasta el "tutti" conclusivo. La dirección de Víctor Hugo Toro fue cuidadosa, denotando un cabal conocimiento de la misma, lo que es digno de mérito, pero no consiguió sacar sino un cortés aplauso al finalizar.

La Sinfonía Nº 39 en Mi bemol mayor K. 543, de Wolfgang Amadeus Mozart, no recibió según nuestra opinión una interpretación adecuada. Creemos que la sensibilidad de Toro no está en este repertorio. El primer movimiento sufrió de acentos duros, con un pulso muy rápido que le restó elegancia. Al "Andante con moto" que le sigue, si bien obtuvo buenos conceptos dinámicos, le dio un enfoque romántico alejado del estilo. En el tercer movimiento estuvieron sus mejores logros, con un trío a cargo de maderas y bronces en el mejor nivel. El cuarto fue simplemente rutinario y con desbalances en las familias.

En resumen, conocimos a un futuro gran pianista, y si bien creemos que existen grandes avances como director en Víctor Hugo Toro, aún debe cuidar el estudio de los estilos, pues tiene condiciones para esta labor.
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