ROMA.- "En el Oscar cuenta el dinero. En Venecia, los cineastas y los actores", comentó el astro de Hollywood Sean Penn hace algunos años. Eso suena muy bien, pero ya no es del todo cierto. Después de todo, las grandes épocas del cine de autor, la vanguardia y los directores independientes ya quedaron atrás también en el Festival de Venecia.
Sin embargo, el certamen en el Lido, que este 6 de agosto celebra sus 75 años de existencia, sigue teniendo sus atractivos. Es el festival más antiguo del mundo. Y es, sin duda, el más bonito. Contar con el Canal Grande y la costa del Adriático como decorado y ver a las estrellas saludando desde las góndolas es algo con lo que Cannes no puede competir.
Los críticos insisten en que Berlín y Cannes superan al Lido en cuanto a convocatoria o nivel cinematográfico. Pero eso depende de los parámetros que se utilicen. El actual director del festival, Marco Mller, atrajo a Venecia en los últimos cuatro años más películas de Hollywood que nunca antes. Y sólo este año, entre el 29 de agosto y el 8 de septiembre, desfilarán por la alfombra roja, entre muchos otros, estrellas como George Clooney, Brad Pitt y Scarlett Johansson.
Ya en el momento de su nacimiento los negocios tuvieron mucho que ver con la creación del Festival de Venecia. Y el dictador Benito Mussolini.
Los hoteleros del Lido, la isla con hermosas playas en la ciudad de los canales, veían cómo sus huéspedes desaparecían rumbo a otros destinos. La Bienal de Arte, que ya existía entonces, no atraía a demasiada gente.
Además, Mussolini, que veía en el cine un arma muy poderosa, quería mejorar su imagen internacional.
La primera película que se exhibió en la terrazas del Hotel Excelsior fue "Dr. Jekyll and Mr. Hyde", del director de Hollywood Rouben Mamoulian. Algunos críticos opinaron que eso fue algo así como "el bautismo oficial" del cine como arte moderno. En aquel entonces aún no existía el tan codiciado León de Oro, premio mayor del certamen.
En los años 30, Venecia no tenía rival como escenario del cine mundial. En el Lido estuvieron René Clair, John Ford, Howard Hawks, Jean Renoir y Ernst Lubitsch. Pero esa gran libertad duró hasta 1938, cuando fue distinguida "Olympia", de Leni Riefenstahl.
Desde entonces Venecia se transformó en una exhibición de películas alemanes e italianas, a las que acudía Goebbels vestido en traje de lino blanco. "Una gran parte de las películas eran películas de guerra y no tenían ninguna calidad", escribió un crítico estadounidense.
La gran época de Venecia fueron los años 50 y 60, la época de la "dolce vita" en Italia. Federico Fellini, Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni, Pier Paolo Pasolini. Nunca más hubo tantos cineastas italianos de renombre internacional. También los franceses Jean-Luc Godard, Louis Malle y Franois Truffaut fueron descubiertos en Venecia.
Más adelante, el movimiento de protesta de la izquierda se propuso acabar con el evento, al que consideraban mundano, y hasta organizó una especie de "antifestival".
Durante años, el festival incluso dejó de celebrarse, hasta que en 1979 se volvió a entregar un León de Oro."No evaluamos bien las realidades de un cine dominado por las leyes económicas", comentó en aquel entonces el director y comunista Gillo Pontecorvo.
"El único resultado fue que los festivales rivales se aprovecharon de la desaparición de Venecia".Ahora esas leyes valen también para Venecia. El hecho de que siete de las 21 películas a competición este año provengan de Estados Unidos lo dice todo.