El dúo mexicano sigue en su afán reciclador, reviviendo años de discotecas, equipos de ocho pistas, vocoders, cine porno y series policiales. La atmósfera es hedonista y bizarra al mismo tiempo, lo que aporta cierto atractivo. A veces se notan demasiado los intentos de los músicos por ser cool y muchas canciones no parecen más que ejercicios de estilo, pero las pretensiones no parecen ir más allá de eso tampoco.
Sergio Fortuño.