La escena rockera tiene sus propios códigos para la fotosíntesis. Y el alimento de moda hoy se llama Coldplay, una banda inglesa que ha sabido explotar muy bien sus raíces. Lindas melodías (Yellow, Trouble), fraseos guturales y ruido del bueno dan vida a un disco interesante, a ratos intenso y calculadamente melancólico, pero poco novedoso para la feligresía del sonido británico.
Pablo Márquez