Brendan Perry y Lisa Gerard, durante casi veinte años, dieron vida a una de las duplas creativas más luminosas y atmosféricas del mundo sonoro popular de fin de siglo.
Hurgueteando estilos, citando orígenes y jugando con los bordes, siempre inclasificables, Dead Can Dance le dio verdadero sentido a lo que hoy, en su concepto posmoderno, se conoce como collage. Pero uno de los buenos, con las imágenes justas y las evocaciones perfectas.
Esta caja, una edición box set que incluye un DVD con presentaciones en vivo ("Toward the within") y algunos videos, reúne en tres discos compactos la historia no contada de la desaparecida agrupación: una selección de las composiciones más representativas de su discografía oficial y, lo más importante, cortes inéditos o primeras tomas (demos) de canciones nunca antes editadas.
Un lujo, cuyo precio - alrededor de 50 mil pesos en su tienda de discos favorita- se justifica aún más por el diseño y contenido del libro que actúa como soporte de la colección: siempre reacios a hablar durante su carrera, los músicos se dan largo espacio aquí para teorizar su arte y definir conceptos con la claridad que siempre aporta la distancia.
Para fanáticos, una obligación. Para neófitos, la mejor manera de acceder al trabajo de una banda de culto que hizo de las suyas desde las sombras de la genialidad.
Pablo Márquez F.
