Soledad Bravo responde auténticamente al concepto de intérprete. Más que cantar cada una de sus canciones - que también lo hace, con voz caprina, poderosa y brillante- , las interpreta, las actúa, las vive, las hace suyas.
Y en un mismo disco, dedicado a sonoridades americanas, ofrece versiones personales de temas de toda la vida, respaldada casi apenas por las cuerdas de la guitarra. Apuesta así por el minimalismo, por la vieja fórmula de peñas y canturreos, y sortea esa falta de aderezo con calidad y sale entera.
Entrega - entre otros ejemplares- un pasillo hermoso (el clásico "Sombras" de Carlos Brito), una ranchera desgañitada ("Paloma negra") y un delicado medley dedicado a la tropicalia romántica ("Eu sei que eu vou te amar/a noite de nos dos").
Jimena Villegas
