Registrado en vivo el pasado 21 de julio en Londres, con un estadio Wembley repleto con más de 70 mil fanáticos, el primer disco en directo de la banda de los hermanos Gallagher puede seccionarse en momentos.
Algunos donde la banda se empeña en desplegar toda su potencia y su desganado magnetismo (Roll with it, Champagne supernova); otros donde la saturación y el ruido insensato provocan más de algún risco de nariz (Gas panic!, Fuckin in the business).
Pero, en general, Familiar to millions entrega en sus dos discos un nivel interesante de tensión y desgarro. Vísceras puras en Helter skelter, fuerza bruta en Wonderwall, algo de locura en Live forever.
Escuchando, dan ganas de haber estado ahí. Lo que no es poco, ante tanto disco en vivo editado por compromiso y sin sangre.
Pablo Márquez