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Cumbres del Sur

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Cumbres del Sur

El 6 de noviembre de 1983 Joakín Bello organizó en el parque O'Higgins lo que se llamó el "Primer Festival de Santiago por la paz". Para la ocasión, fueron invitados una serie de personalidades locales y se les pidió a los niños de todo Chile que enviaran sus atesorados juguetes bélicos para que fueran reciclados como material para construir grandes esculturas de la paz. Tanta invocación a la paz terminó por atraer la atención de los militares, y algunos aviones y helicópteros sobrevolaron amenazadoramente la zona asustando a los pacifistas. Su líder, Joakín Bello, que había ayunado varios días para la ocasión, los calmó haciendo un llamado a la paz. "Ellos también son nuestros hermanos", les advirtió.

Este músico multiinstrumentista cuyo peculiar aspecto dificilmente puede olvidarse, además de ser la encarnación chilena de la new age, es uno de los músicos chilenos más prolíficos que hayan existido jamás: tiene una discografía vastísima, donde resaltan títulos como "Hijo del planeta", "Yo soy", "Sé Feliz", "Back in Arkansas" y el pionero "Detrás del Arco iris". Su larga carrera como artista se inició precozmente con sus estudios como intérprete de música clásica y ha tenido una interesante proyección internacional. Bello, además, es el hombre detrás de ese pequeño clásico que es el "Himno de la paz", aquella canción que se cantaba en las iglesias y en la que se nos invitaba a lograr la paz en nuestro interior y a devolverla sobre la tierra.

En esta ocasión Joakín Bello reúne en el disco "Cumbres del Sur" los trabajos que ha hecho previamente con las grabaciones de lecturas poéticas de Pablo Neruda y Gabriela Mistral. Aquí, Joakín Bello construye una atmósfera músical en base a violines, piano y sampleos diversos, que sirve de colchón sonoro para las voces de estos dos poetas. Con esto logra que la dimensión telúrica de ambos poetas alcance un grado escalofriante. En ocasiones el efecto resultará verdaderamente soprendente; por momentos Neruda parece escucharse como si cantara acompañado por Bello y su música, que le cabe como un guante.

Hoy en día, que escuchar voces desde el más allá se ha vuelto algo normal, este trabajo parece adquirir una curiosa actualidad. Los amantes de la poesía con seguridad podrán contar con estas grabaciones para sus veladas y los gringos de paso por el país tendrán entre sus manos el souvenir perfecto.

M.S.Q.
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