Cita con ángeles
Expediciones, el disco que el año pasado publicó Silvio Rodríguez, respondía a una etapa creativa durante la cual el famoso trovador dijo estar cansado de su papel de mensajero, y eligió esconderse entre los arreglos de una gran orquesta que, en parte, distraía su canto. Esbozó incluso en alguna entrevista, que ésta era un giro gradual hacia una opción definitiva de silencio; que ya no habría más versos, ni proclamas, ni unicornios azules, ni mujeres con sombrero. Silvio dejaba que la música hablara por él.
Desconocemos las razones del giro, pero
Cita con ángeles es un disco de verborrea y manifiesto, de muchas palabras que dicen cosas muy importantes y significativas. Sin embargo, no deja de ser por ello un disco austero, que equilibra en canciones sencillas opciones artísticas profundas, como sólo puede hacerlo un músico de experiencia y criterio. Desde el punto de vista musical, se trata de un álbum imaginativo y de gran cuidado en los arreglos, muy vinculado a la tradición rítmica cubana gracias a los diversos timbres que se cuelan en el esquema conocido de canción sobre guitarra. No hay tema que no le deje espacio ya sea a un cuatro, un arpa celta, unos teclados, un bongó, una flauta travesera o un clarinete –la colaboración más recurrente es de Niurka González, su mujer-, además de los coros de invitados que van apareciendo sin aviso. Silvio Rodríguez es un autor capaz de convocar a colaboradores de nivel, posibilitado como pocos de organizar la cumbre de música cubana que es el tema “Cita con ángeles”, con guitarra de Leo Brouwer, teclado de Chucho Valdés, contrabajo eléctrico de Juan Formell y coros de Vicente Feliú, Noel Nicola y Amaury Pérez. Un tema con tintes de epopeya histórica –dura más de seis minutos- que acompaña la travesía de los ángeles guardianes que han atestiguado las muertes de Federico García Lorca, Martin Luther King, J.F.K. y Salvador Allende.
Los textos están a la altura de uno de los más grandes trovadores en lengua hispana. Provienen, según el mismo Silvio, de un momento de “euforia y felicidad” que ha hecho coincidir la inestabilidad internacional y la tensión al interior de Cuba, con el nacimiento casi simultáneo de su hija, Malva, y su nieto, Diego. Como un Menem, pero con talento y conciencia social. La apertura, “Mi casa ha sido tomada por las flores”, alude al crecimiento de su familia a través de una metáfora hermosa que homologa guaguas y flores. Una apertura luminosa que, en general, se mantiene a lo largo de todo el disco, pese a la lectura sombría de “Sinuhé”, en la cual Silvio revisa la situación histórica de Irak partiendo de sus lecturas infantiles de Aladino, Simbad y
Las mil y una noches. Una opción novedosa para reflexionar sobre un tema urgente pero manido. En “Alabanzas”, juega con el antes y el después de “
quien ayer me daba un beso / y ahora me trata de usted”. Pero no es que todas las letras sean incisivas. Hay fábulas y canciones de amor, como siempre (“Letra de piel”, “Leyenda de dos amantes”, “Verónica del mar”), en las que destaca el talento del cubano para crear imágenes a través de las palabras. “Quiero cantarte un beso” esconde bajo versos de amor un diagnóstico triste de un mundo en el que “
la sangre fluye por las noches… / Mientras el poderoso más ordena y más traga / y el pequeño ripioso siempre paga”, y que lleva al cantautor a una reflexión muy íntima: “
Y vuelve la necesidad / de repasarme dónde estoy / si existe o no la humanidad / y si se ha visto hoy”. El disco cierra en ese mismo tono, el del artista conciente para quien los logros no significan demasiado: “
No soy otra cosa que uno del montón / que un día desconfío del rebaño / Soy carne de todo y esta condición / no admite el más mínimo engaño”. Es sabido que las grandes obras de arte muchas veces nacen de la austeridad. Silvio Rodríguez ha sumado a la ecuación otro factor sorprendente: ha construido un gran disco sobre la base de la humildad.
Marisol García C.
Silvio Rodríguez, "Cita con ángeles" (2003, Warner)
1.Mi casa ha sido tomada por las flores, 2.Cita con ángeles, 3.Camelot, 4.Pedacito de papel al viento, 5.Sinhué, 6.Letra de piel, 7.Alabanzas, 8.Leyenda de los dos amantes, 9.Quiero cantarte un beso, 10.Verónica del mar, 11.Qué sé yo.
Duración: 42:20
Intérpretes: Silvio Rodríguez (voz, guitarra y teclados), Niurka González (flauta, clarinete, piano y teclados), Pancho Amat (cuatro y bongoes), Frank Fernández (teclado), Ilmar López-Gavilán (violín), Leo Brouwer (guitarra), Chucho Valdés (órgano) Juan Formell (contrabajo eléctrico), Tata Guines (tumbadoras), José María Vitier (teclado).
Producción y arreglos: Silvio Rodríguez |
