Penélope, Olimpia, Ninfa y Proserpina son las heroínas que la soprano y musicóloga Nella Anfuso recopila en su disco "Parlar Cantando I", donde comparte cartel con Margherita Dalla Vecchia (organo di legno) y Pier Luigi Polato (chitarrone-tiorba). También agrega la entrañable "Lettera amorosa", aunque reserva para un segundo álbum el célebre "Lamento de Ariadna", de la perdida ópera monteverdiana.
Se trata de un CD que recoge lamentos, escenas musicales dramáticas en las que las protagonistas narran alguna desventura pasional. El acompañamiento varía según los casos, pero en general es órgano di legno o tiorba, instrumentos que con su versatilidad dinámica y su registro grave colaboran a acentuar los rasgos del drama musical italiano.
Como siempre, Claudio Monteverdi pone a dura prueba a sus cantantes. Primero porque se trata de partituras de un fuerte compromiso expresivo, que deben ser interpretadas íntimamente, con una expresividad contenida y siempre pendiente del sentido de las palabras y del tiempo silábico. De ahí proviene el meollo de la llamada Seconda Pratica, el parlar cantando, donde la palabra misma es la que realiza la musicalidad de la obra y vehículo a través del cual se manifiestan emociones humanas profundas.
Si el cantar parlando era la prima pratica, donde la "armonía debía ser la patrona del ritmo y de la frase", la seconda vino a concluir que la palabra es rectora del ritmo y de la armonía.
Estudiosa de Maffei, de Caccini, de Rognoli y de Brunelli, y dueña de una rara expresividad, Nella Anfuso ha liderado el trabajo en torno a la recuperación de Monteverdi. Dueña de una voz de amplísimo registro y de una técnica de alta ductilidad, su trabajo interpretativo destaca por resultar un viaje radical y sin remilgos a los antiguos tratados vocales, con todos los costos que ello tiene para las audiencias de hoy. Y como se ha empeñado en conseguir los mentados affetti, también rechaza las posturas de ciertos contratenores y falsetistas que trabajan este repertorio, por considerar que los verdaderos afectos desplegados en obras como éstas no pueden sino surgir de un espíritu propiamente femenino. Un disco para estudiar.
Juan Antonio Muñoz