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Concertante

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Concertante

Entre los auditores afines al jazz cuesta aceptar que exista un solista de la categoría del cubano Miguel Villafruela, que no ponga a disposición sus capacidades para improvisar noche tras noche en el fragor de un club. Dicen que Villafruela se hartó del jazz. Posiblemente lo tocó en sus más de tres décadas como músico. Dicen que también fue invitado a alinear en un quinteto avant-garde que saldría en 2004, pero dejó su plaza para el novel altoísta Edén Carrasco (de Akinetón Retard). Prefirió decir “no” a la música popular y dar un “sí” rotundo a la música docta. Desde siempre.

Entonces Villafruela, un hombre francamente desconocido más allá de los límites de la música de tradición escrita (y por lo mismo una lamentable omisión entre las audiencias más masivas), pone su firma en 2004 con este magnífico tributo al compositor nacional Juan Orrego-Salas. El álbum se llama Concertante, presentado como “Música de cámara para saxofón, obras de Juan Orrego-Salas”, y como casi todos los impulsos surgidos desde la universidad corresponde a un proyecto de investigación que se transformó en un puñado de fonogramas: cuatro obras del compositor nacional radicado en Estados Unidos desde 1961 y que de no ser por la gestión de Villafruela, sus correspondientes partituras seguramente estarían llenándose de polvo en alguna repisa. Así debiera ser: cada escuela de música importante tendría que contar con un sello editor. Pero “estamos en Chile”.

Villafruela encontró por primera vez las notas de “Quattro liriche brevi”, la obra iniciática de Orrego-Salas en La Habana, una vez que había terminado sus estudios de avanzada en París y regresó a la isla. Le llamó la atención que hubiera sido editada en Estados Unidos. Desde entonces, y más aún desde que se estableciera en Chile en 1993, comenzó una escalada de investigación de la escasa música chilena para saxofón. En esa línea, Orrego-Salas ha llegado a ser el más prolífico de los compositores en torno al saxo. Villafruela lleva al disco cuatro obras de este catálogo confirmando una premisa que en su performance se nota a primera oída. Villafruela se siente suelto entre la música “cantable”, en la expresividad y lirismo de los desarrollos musicales. Orrego-Salas se autodefine adscrito a la corriente neo-clásica y Villafruela, como virtuoso del saxofón, se lo agradece. Cuatro bellísimos momentos de la inaugural “Quattro liriche brevi” (1967), dedicatoria especial en “Movimiento concertante (2003), laberínticas apreciaciones a duetos con percusiones sinfónicas en “Secuencias” (2001) y un grand finale con trío de acompañamiento en “Partita” (1988). Es de esperar que este disco no reemplace a las partituras en lo que sería una lamentable acumulación de partículas en suspensión al interior de la sonoteca.

Íñigo Díaz

Miguel Villafruela, “Concertante” (2004, Facultad de Artes U. de Chile)


1. Quattro liriche brevi, 2. Movimiento concertante, 3. Secuencias, 4. Partita.

Duración: 51:22

Personal: Miguel Villafruela (saxofón alto)

Músicos invitados: # 1, Leonora Letelier (piano), # 2, Cuarteto Nuevo Mundo: Héctor Viveros (primer violín), Darío Jaramillo (segundo violín), Claudio Cofré (viola) y Juan Goic (cello), # 3, Rodrigo Kanamori (percusiones), # 4, Jaime de la Jara (violín), Patricio Barría (cello) y Cirilo Vila (piano).

Producción: Miguel Villafruela.
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