Aunque se ha anunciado como la culminación del espíritu de "amplitud" que domina a Los Tigres del Norte desde hace unos años, ni el vendedor más inepto dudaría sobre dónde ubicar este disco. No siempre son rancheras ni corridos, pero las canciones de
Pacto de sangre remiten a México en cada juego vocal, en cada nota de acordeón (y vaya cuántas hay) y en cada dedicatoria de amor o saludo al inmigrante en problemas.
Dentro de ese marco inequívoco, es cierto que aquí se nota una intención por integrar géneros que —sospecha uno— pudieran ampliar aún más el ya amplísimo público de Los Tigres del Norte, uno de los grupos más exitosos de México y reconocidos fundadores del género de realismo-folclórico bautizado por sesudos investigadores como "narcocorrido". Para alguien podrá ser una buena idea escuchar a los hermanos Hernández a cargo de una cumbia ("Cumbia guajira") o una canción pop como para la tele ("José Pérez León"), pero no parecen incursiones demasiado afortunadas, y es lógico que uno busca en un disco de Los Tigres del Norte lo que un borracho en un bar: una sola cosa. Y esa única cosa es la música mexicana "norteña" de contenido social. El grupo la brinda con brillo en la plegaria "El santo de los Mojados" ("
concédele la legalización al indocumentado"), con sensibilidad a prueba de balas en la insoportablemente desoladora "El niño de la calle" ("
en el viaje todavía / se murió mi hermanita, dicen que de una pulmonía / le faltaron medicinas, pues dinero ya no había / mi mamá también de tristeza, por poquito se moría / llegamos a la frontera no más a puro penar") y con un temblor en las alusiones al genocidio de "Las mujeres de Juárez" ("
humillante y abusiva, la intocable impunidad / las muertas de Ciudad Juárez son vergüenza nacional"). Ni las declaraciones de amor más sentidas ("Vale la pena") o bobas ("Manzanita") logran que uno se reponga de esas crónicas, que es lo mejor que saben hacer Los Tigres del Norte y sus asesores. Quienes ya conozcan al grupo sabrán de sus códigos musicales inalterables: la alternancia de cuatro vocalistas, arreglos instrumentales muy básicos, y un descanso poderoso en los textos. Lo que importa es la identidad recia de canciones a las que incluso quienes no tengan una biografía vinculada ni de lejos a la música "norteña", deben detenerse a escuchar: parte importante del carácter de Latinoamérica entera está en estos versos y melodías. Y, aunque no sea para disfrutarlos, a Los Tigres del Norte hay que al menos "estudiarlos" una vez en la vida.
Marisol García C.
Los Tigres del Norte, "Pacto de sangre" (2004, Universal)
1.No tiene la culpa el indio, 2.Chin Marín, 3.Vale la pena, 4.Ayúdame a creer, 5.Cumbia guajira, 6.Liar, liar, 7.El santo de los mojados, 8.Las mujeres de Juárez, 9.José Pérez León, 10.La manzanita, 11.El niño de la calle, 12.Va por ahí, 13.Montones de buena suerte, 14.Amigo Juan.
Duración: 44:07
Integrantes: Jorge Hernández, Hernán Hernández, Eduardo Hernández, Luis Hernández y Óscar Angulo.
Producción: Eduardo Hernández. |