Hay una línea directa entre el vestigio de una melodía llamada "John the revelator", grabada hace casi un siglo por el músico afroamericano Blind Willie Johnson (1902-1947), y la nueva canción de Depeche Mode, también titulada "John the revelator". Es el sentimiento del blues. Desde que Depeche Mode se pusieron sombreros y se aferraron a guitarras acústicas para grabar "Personal Jesus" en 1989, hallaron en esa raíz una nueva forma de encauzar su natural tendencia a la pasión y la oscuridad. "John the revelator" es una canción bíblica hija de la esclavitud estadounidense que lo mismo ha inspirado a Beck o a Harry Belafonte, y que Depeche Mode toma aquí como base para una nueva canción sobre fe y devoción.
Ése es el espíritu de este disco, subtitulado "Dolor y sufrimiento en varias velocidades", según la definición que el trío inglés inscribe en la contratapa del CD. Son canciones que hablan de daño en sus títulos y versos. "Dónde estabas cuando caí en desgracia", pregunta en "Suffer well" el cantante Dave Gahan, un hombre cuya tormentosa adicción a las drogas ha sido asunto público. "Si sólo pudiera esconder / al pecador que hay en mí / y mantenerlo a raya / qué dulce sería / si pudiera ser libre / del pecador que tengo adentro", agrega en "The sinner in me". Y en "The darkest star" está encerrado el título del disco: "Tú, el triste, actuar de ángel no es fácil viniendo de donde vienes / Tú, el salvaje, compañía del diablo, no estarás satisfecho por mucho tiempo".
Gahan siempre dio a Depeche Mode un borde de rockstar que conjuga bien con el resto del grupo y aquí sigue cantando como un rockero apasionado y, mejor, más curtido por la experiencia que le permite escribir tres de estas canciones. Su contraparte creativa es Martin Gore, que se mantiene como el principal autor del grupo y garantiza que el sonido de Depeche Mode siga fiel a su historia, reconocible en las bases programadas, los timbres de sintetizadores, la guitarra eléctrica y las características entonaciones a dúo entre las voces grave y aguda de Gahan y Gore. Una canción como "Suffer well", de hecho, pareciera esconder guiños a los éxitos previos "World in my eyes" y "Behind the wheel".
El nuevo disco de Depeche Mode después de
Music for the masses (1987),
Violator (1990)
Songs of faith and devotion (1993),
Ultra (1997) y
Exciter (2001) y el debut solista de Gahan
Paper monsters (2003) consagra el estilo del grupo. A ratos su dimensión eucarística opera el milagro de que una de estas canciones, "Damaged people", llegue casi a rayar en un estribillo de Jesucristo Superestrella. Y otra, "Precious", una de las más melódicas, recuerda que este grupo viene de la edad en la que el tecnopop también era dark, o al menos gris, en manos de Depeche Mode y New Order en los ’80.
David Ponce
Depeche mode "Playing the angel" (2005, Mute/EMI).
1. A pain that I’m used to. 2. John the revelator. 3. Suffer well. 4. The sinner in me. 5. Precious. 6. Macro. 7. I want it all. 8. Nothing’s impossible. 9. Introspectre. 10. Damaged people. 11. Lilian. 12. The darkest star.
Músicos: Dave Gahan (voz), Martin Gore (teclados, guitarra, coros), Andrew Fletcher (teclados).
Invitados: Dave McKracken (piano, programación), Richard Morris, Christian Eigner, Andrew Phillpot (programación).
Producción: Ben Hillier.
Duración: 52’18’’.
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