Esto es un adelanto del hito jazzístico en Chile de 2006 y que durante la próxima semana el contrabajista inglés Dave Holland va a encabezar en el Centro Cultural Montecarmelo. Se llama
Extended play y aquí a Holland las normas lo tienen sin cuidado. Se supone que un
EP (extended play) es una edición discográfica que está en medio de un
single (pieza sencilla) y un
long-play (larga duración) y originalmente tenía nada más que cuatro o cinco canciones para mostrar un “adelanto extensivo”. El EP de Holland no sólo tiene nueve piezas en un álbum… ¡doble!, sino que éstas en promedio bordean los 17 minutos de improvisación, exploración y sintonía jazzística. Pero entre formalismos insignificantes, mejor es verificar cuáles son los cambios de fondo en un proyecto tan actual y vivo como el que desarrolla el contrabajista británico cuando ya llega a los 60 años de vida tras haber hecho de todo: desde los ácidos quintetos eléctricos de Miles Davis hasta el liderazgo de big bands avant-garde.
Extended play es la primera grabación en vivo del quinteto contemporáneo de Holland. Debió esperar siete años desde que el grupo adoptara una fisonomía definitiva en 1997 en torno a una instrumentación no habitual. Pero no sólo es la primera grabación con público de este grupo, sino también la del propio Holland después de tres décadas de vínculo con el prestigoso sello alemán ECM (la Deutsche Grammophon del jazz). Desde ahora el jazz contemporáneo se atestigua en vivo y desde la próxima semana también en directo. Se toca en una lógica extraña, sin los requerimientos de la composición tradicional ni convenciones demasiado cerradas sobre el lenguaje. Y además se ordena también en una lógica extraña. Quintetos como los que dirige Holland no se han visto antes. No están ni cerca de las agrupaciones clásicas: en lugar de alto y trompeta, tiene tenor y trombón, y en lugar de piano como plataforma enorme, tiene vibráfono. Y eso no deja de ser arriesgado pues este instrumento de percusión melódica no tiene el alcance del piano y cuando propone armonías parece hacerlo de una manera mucho más orientada al color de la música que al soporte musical de todo el ensamble.
Con el quinteto de Holland, el jazz de club más bien pasa a ser una dinámica sesión de jazz de cámara. El fondo rítmico de swing se mantiene con él mismo al contrabajo y Billy Kilson en la batería (el único de los hombres del quinteto que no estará en Chile, en su lugar viene Nate Smith). El vibrafonista Steve Nelson despliega acordes suspensión y líneas en avance con alternancia de dos y cuatro baquetas (también yendo del metal del vibráfono a la madera de la marimba). Y adelante del escenario hay vientos parlantes en entrecruces, contracantos y autonomía de vuelo. Chris Potter en las cañas (para el alto, el soprano y el tenor) y un experimentado Robin Eubanks en el trombón. Las composiciones son verdaderos viajes conjuntos donde la figura del solista a la manera tradicional casi está “de más”. Esto es un mecanismo humano pentadimensional. Al final de las sesiones de dos noches en el Birdland (21 y 24 de noviembre de 2001), queda promulgado cuando el anfitrión del club así lo determina después de la despedida de los músicos: “Esto fue Dave Holland”, pero luego corrige: “Esto fue el Dave Holland Quintet”. Aquí el todo no sólo supera a la suma de las partes. Las desborda.
Iñigo Díaz
Dave Holland Quintet “Extended play" (2003, ECM).
Disco 1
1. The Balance. 2. High wire. 3. Jugglers parade. 4. Make believe. 5. Free for all.
Disco 2
1. Claressence. 2. Prime directive. 3. Bedouin trail. 4. Metamorphos.
Músicos: Chris Potter (saxo tenor, saxo alto y saxo soprano), Robin Eubanks (trombón y campanas), Steve Nelson (vibráfono y marimba), Dave Holland (contrabajo), Billy Kilson (batería).
Producción: Dave Holland.
Duración:
Disco 1: 71’57’’.
Disco 2: 63’03’’.
www.daveholland.com |