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Paciencia de santo

28 de Agosto de 2007 | 16:57 |
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El dúo Electrocute debió hacerse cargo de la deserción de público después de la maratón de música en vivo.

Carlos Müller (zona.cl)

Siempre es útil tomar providencias y el grupo de rock Akinetón Retard las toma. "Sabíamos que por ser los primeros en tocar no iba a haber mucha gente a esta hora, así que trajimos nuestros propios aplausos grabados", dijo el cantante y guitarrista Tanderal Anfurness poco después de que el grupo iniciara el festival de rock Infest celebrado el martes 14 en la Arena Santiago de la capital.

En efecto, Vaskular, el DJ invitado del grupo, puso a sonar una ovación envasada, y por cierto la Arena Santiago resultó demasiado amplia para el festival, que reunió sobre el escenario a Akinetón Retard, Casanova, Francisca Valenzuela, el rapero argentino Dante Spinetta, Pánico y el grupo californiano Electrocute. Unas dos mil personas llegaron al encuentro en el momento de mayor público, durante la actuación de regreso de Pánico, el grupo chileno que en 2000 se estableció en Francia.

En la apertura, y pese a los serios problemas de sonido que afectaron la mitad de su actuación, Akinetón Retard entregó con creces su fusión desbocada y libre de rock, saxos, improvisación y el humor absurdo de Tanderal Anfurness. Enfundados en trajes blancos que lo mismo parecían de astronauta y bombero (de bomba de bencina), tocaron canciones de su reciente disco Cadencia urmana (2006) y piezas del tipo de "Survector" y "Copenhagen storba", de los inicios de su ya dilatada carrera de diez años.

El primero de los muchos contrastes de la noche llegó luego con Casanova. El cuarteto de pop rock desplegó su sonido melódico sobre todo en las canciones de su nuevo disco, El amor es una trampa mortal (2006), también editado a fines del año pasado, y frente a un público respetuoso terminó su actuación con un cover de "Psycho killer", canción de los neoyorquinos new wave Talking Heads. Más movimiento causó Francisca Valenzuela, que instaló su piano al medio del escenario y flanqueada por su trío hizo un solvente recorrido por Muérdete la lengua (2007), su debut a los 19 años. "Dulce" y "Peces" son las más reconocibles por la radio, pero la cantante desplegó completo su repertorio pop de pianista y autora y consiguió los primeros fans que cantaron y bailaron entre el público.

Ya con el atraso instalado como el mal irreversible de la noche, el ex Ilya Kuryaki & The Valderramas, Dante Spinetta, mostró su faceta posterior al dúo. Una de un hip-hop decidido y asumido, ya sin las reminiscencias funk de su antiguo dúo.

La nueva estampa del hijo de Luis Alberto Spinetta quedó clara en todas sus manifestaciones. Ropa ancha, gorro ladeado, nada de los bailes sensuales de antaño y la compañía de sólo un DJ, un baterista y dos voces.

Spinetta mostró principalmente los temas de su disco El apagón (2007) —que en Chile se editará en octubre—, piezas algo grises, de tintes barriales y callejeros, acorde con una tradición hip-hopera más norteamericana que local. Una fórmula definida, plagada de palabras y frases claves del estilo (calle, pasaporte, bandera, callejón y todo tipo de referencias sexuales), expresada en temas como "Ponémela en la cara", "El fogueo" y el que da el nombre al disco (que incluyó a una sampleada Julieta Venegas).

Recién después del argentino, y con más de una hora de retraso (cerca de las 00:30 hrs.), llegó el plato de fondo con Pánico, categoría que el incremento de público en la Arena Santiago hizo patente. El grupo chileno-francés recorrió su discografía, con hincapié en el más reciente Subliminal Kill (2005), a través de temas como el celebrado "Transpíralo" o la apertura con "Telephone Dilemma".

Temas que evidencian el paso de un punk desquiciado y lúdico a un pop de las mismas características, con el eterno adolescente Eddie Pistolas bailando con el desenfreno de siempre y jugando a deformar su voz en las máquinas, algo a lo que los acoples y fallas de audio también aportaron durante algunos pasajes.

La banda radicada en Francia, y cuya última visita a Chile fue hace un año y medio, demostró que goza de una verdadera barra, que esta vez los escuchó sin la algarabía de otras ocasiones —la relativa pasividad del público fue la tónica de todo el festival—, pero que despertó con canciones que ellos mismos han instalado como pequeños clásicos. Temas como "Anfetaminado", "Demasiada confusión" y "Rosita quiere ser una pornostar", que inspiraron el slam o pogo de un público sin mohicanos ni broches, pero que se entregó al delirio de la misma manera.

Para el cierre, ya cerca de las dos, aparecieron las californianas Electrocute, quienes debieron hacer frente a la evidente deserción de público que el final de la presentación de Pánico trajo consigo. Un show sencillo y enérgico, pero para el cual la paciencia ya se había agotado.

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