La música de Broadway dejó de sonar en varias de las obras que se presentaban.
New York Times
NUEVA YORK.- Como si fuese poco que los guionista de televisión y cine se encuentren en huelga, causando inmediatas réplicas en la programación de la pantalla chica y una serie amenaza para las salas de cine, los estadounidenses ahora se han quedado sin otro gran espectáculo: los musicales de Broadway.
Una veintena de teatros neoyorquinos se mantienen a oscuras en su tercer día de paralización, en el que los tramoyistas en huelga y los productores teatrales intercambiaron acusaciones, sin llegar a algún tipo de arreglo.
James J. Claffey hijo, líder del sindicato Local One, lanzó el primer ataque el domingo, al afirmar que sus afiliados seguirán sin trabajar hasta que los productores comiencen a actuar "honorablemente" en la mesa de negociaciones. Durante una conferencia de prensa, el líder gremial afirmó que la Liga de Productores y Teatros necesita hacer un ajuste "constructivo" en sus contraofertas laborales.
"Queremos respeto en la mesa (de negociaciones)", afirmó Claffey. "Si no hay respeto, ellos no verán a Local One en la mesa. Esa falta de respeto es algo que no vamos a tolerar", agregó.
El contraataque provino de la directora ejecutiva de la liga, Charlotte St. Martin, quien aseguró que Local One fue la que "dejó la mesa de negociaciones y abruptamente fue a la línea de piquetes".
Ella sostuvo que el sindicato "se negó a moverse en casi cada tema, al proteger reglas derrochadoras, costosas e indefendibles que están incluidas como pesos muertos en contratos tan complicados y viejos que nadie recuerda verdaderamente cómo, cuando o por qué fueron introducidas. El sindicato quiere que ustedes crean que ellos son las víctimas, los indefensos", añadió.
Las razones del paro
La disputa se ha enfocado en las cifras más que en los salarios: cuántas personas son necesarias para crear y mantener una producción teatral. Los productores quieren que el número sea flexible, dependiendo de los requisitos individuales de una obra, pero la organización gremial ha sido específica en sus demandas de personal: cuántas personas y cuánto tiempo deben trabajar.
Local One incluye a los empleados que van más allá de los que mueven los telones y las escenas de paisaje. También representa a los electricistas, carpinteros y sonidistas de las obras.
"Simplemente no queremos ser obligados a contratar más trabajadores de los necesarios y a pagarles cuando no hay trabajo que hagan", añadió St. Martin.
Los tramoyistas sostienen que se han ganado las prestaciones con mucho trabajo y que no las dejarán sin algo a cambio. "Estamos siendo atacados", aseguró Claffey. "Estamos luchando por nuestras vidas... un trabajo de clase media al que estamos intentando proteger", dijo.
Las partes no han conversado desde el jueves pasado. La huelga comenzó el sábado, cerrando 27 obras como "El rey león" ("The Lion King"), "El fantasma de la ópera" ("The Phantom of the Opera"), "Wicked", "Hairspray", "Jersey Boys", "Mamma Mia!" y "Rent".
Los trabajadores en huelga marcharon el domingo lentamente frente a los teatros afectados al oeste de Times Square, una zona normalmente apiñada. Había pocos peatones en el lugar el fin de semana.
En cambio, los aficionados al teatro acudieron a algunas de las obras que siguen abiertas debido a que tienen contratos independientes con el sindicato.
Entre las obras que aún permanecen abiertas están "Young Frankstein", "Mary Poppins", "Xanadu" y "The 25th Annual Putnam County Spelling Bee", así como otras cuatro obras - "Pygmalion", "The Ritz", "Mauritius", y "Cymbeline"- que se escenifican en teatros sin fines de lucro.
La huelga de los tramoyistas de Broadway cuesta a la ciudad de Nueva York diariamente unos 17 millones de dólares, según estima el sindicato.
Los afectados no sólo son los musicales y otras obras del barrio teatral más famoso del mundo, sino también muchos restaurantes y tiendas de esa zona de la ciudad.
Según el diario "The New York Times", el alcalde Michael Bloomberg se ofreció como mediador, pero hasta ahora sin éxito.