En una sala de teatro va a presentar Magdalena Matthey este jueves 22 su disco nuevo, Afuera, y es un lugar apropiado para la actuación de la cantante y autora chilena, iniciada a mediados de los '90 en la música de raíz folclórica y hoy dedicada a la fusión latinoamericana. Porque lo de actuación es literal, explica ella.
-Un teatro tiene otro lenguaje, un montaje escénico, y queremos aprovecharlo para hacer un personaje -dice Magdalena Matthey, que actúa con frecuencia en escenarios más chicos de pubs y bares-. En un pub la situación es distinta, uno está siempre aterrizando a la gente, en contacto con ella. Ahora haremos algo más fluido, y lo rico de este disco es que me permite en cada tema hacer un personaje.
No es poco trabajo, porque Afuera incluye catorce canciones, todas de su autoría. En ellas la cantante compone en ritmos de tonada a joropo entre muchos otros, además de traducir una a lengua rapa nui y de transformarse según el caso en cantante de blues, de bolero caribeño o de cumbia a la colombiana. "Me atreví a jugar, a hacer estos personajes que ni siquiera uno sabe que tiene dentro", explica.
Magdalena Matthey contó con la asistencia de Sergio Tilo González, integrante fundador de Congreso, como productor musical, y en su disco la acompañan como invitados el veterano saxofonista antofagastino Mickey Mardones, el integrante de Inti-Illimani Histórico y solista José Seves y el músico argentino Pedro Aznar, que canta con ella a dúo una canción llamada "Era una rosa".
La cantante se inició en público cuando en 1995 ganó la competencia folclórica del Festival de Viña con la canción de raíz chilena "María Leonor Lucía", pero con el tiempo se abrió a las influencias latinoamericanas. En su lanzamiento presentará canciones de tres de sus cuatro discos: Latidos del alma (1997), Del otro lado (1999), Mañana será otro día (2004) y Afuera (2007). "Es que además mis canciones y mi estilo hay una continuidad", dice, "en la búsqueda de la intimidad y la sensibilidad, en ese sentido siempre hay un hilo conductor".
-¿Hay cosas que sí han cambiado?
-Igual lo nuevo que tiene este disco es que está más abierto al sentido del humor, más allá del toque nostálgico. Es otra etapa. El disco anterior estaba con una carga de dolor, las canciones estaban más densas. Estas tienen una fuerza distinta. Tengo varias personalidades para componer.
-¿Hay más instrumentos también, entre gaitas, marimba, violines, cuatro…?
-Sí, y el Tilo cumple un rol demasiado importante en eso, en el efecto de las canciones folclóricas, o en el bolero ("No me dejes"), que tiene un sonido electrónico en el que no había pensado cuando lo escribí. Partí esta canción como un bolero antiguo, pero es una interpretación súper moderna. También participé más tocando, porque compongo las canciones guitarra y fue rico atreverme a tocar la guitarra y el cuatro, para mí es un paso importante.
-¿Es el disco con más canciones que has hecho?
-Nos demoramos mucho en hacer el disco, y mientras lo grabábamos seguía componiendo y aparecían canciones -explica. En medio hubo incluso tiempo para la segunda gira que Magdalena Matthey hizo a Europa, después de debutar en 2006 como telonera de Congreso y de volver este año a tocar sola en Bruselas y París. En esta última ciudad el disco fue mezclado y se sumó como guitarrista Simón González, hijo de Tilo González.
-¿Cómo elegiste a los invitados?
-En el caso de José (Seves) hay una cueca ("Pa qué te quiero yo") que le gritaba un bajo, y el José tiene la experiencia y el touch sólido para ese instrumento, tenía que ser él. Y trabajé con Mickey Mardones también por una cuestión de reconocimiento, y porque tiene una tremenda sensibilidad para tocar.
-¿Y Pedro Aznar?
-El trabajo de Pedro me parece súper interesante, lo encuentro muy diverso -dice la cantante, que ha actuado dos veces con el músico argentino en el Teatro Oriente de la capital-. Tiene toda la parte anterior del rock, tiene la mezlca con el folclor, me siento muy empática en su estilo, también porque soy una mezcla, y me asombra su inteligencia, su gusto, la fineza que tiene. Yo me atrevo a invitar, sabiendo que la respuesta puede ser un no, pero él es un tipo súper generoso, no tiene por qué hacerlo y aun así no puso nigún pero. Hasta me sugirió otras cosas: yo no pensaba ponerle bajo, y él grabó el bajo.