James Blunt es un inglés de 30 años que tiene todo para derretir a las chicas. Su facha y su barba descuidada ayudan, pero el arma más efectiva la guarda en un estuche: su guitarra. Con ella colgada, se ha echado el mundo en el bolsillo: trece millones de copias vendidas de sus dos discos (Back to Bedlam, de 2005, y All the lost souls, de 2007) demuestran que su pop meloso y su estampa de crooner quinceañero son tan efectivas como el repertorio de coterráneos como Coldplay.
Todo resumido en un solo gran hit: "You're beautiful", una de las canciones más rotadas del último tiempo y que le permitió sepultar el grado de capitán alcanzado en sus orígenes militares para convertirse en superestrella. Su disco debut vendió once mil copias en Chile, alcanzando disco de oro, y de su reciente trabajo cuenta dos mil álbumes.
-En realidad no creo que mi música sólo funcione bien con las mujeres. Ayer descubrí que también había muchos hombres disfrutando mi show; lo que pasa es que las mujeres gritan mucho. Pero toda la gente se encontraba especialmente receptiva, atenta, y saber eso es un halago -dice James Blunt en entrevista exclusiva con "El Mercurio" en el lujoso hotel Camino Real de Ciudad de México.
El británico se refiere a la impresión arrojada por el show privado que ofreció la noche del viernes 16 de noviembre en el lugar. El acto presentó su más reciente placa, ya editada en Chile, y que lo podría traer por primera vez a Sudamérica: "Este trabajo me permitirá llegar hasta Sudamérica a mediados del año entrante, y por supuesto que Chile estará incluido en la agenda".
Era inocente
En su segunda visita a México, el cantautor se mostró sin más ayuda que su guitarra y un piano, luciendo un registro suave y una semblanza tímida que calzan de manera exacta. Apenas se acompaña esporádicamente con otro guitarrista, lo que muestra que sólo él en escena es suficiente para echarse sobre los hombros un espectáculo parejo y de alto vuelo.
Todo frente a una audiencia que recibía enternecida cada acorde del rubio, con las lágrimas a un paso de estallar ante canciones como "1973", "One of the brightest stars" o "Same mistake". Poco importó que Blunt apenas articulara un "hola, buenas noches" en español, ya que su público latinoamericano coreó los siete temas como si se tratara de oraciones que repiten cada noche.
-Me sigue sorprendiendo que mi música tenga éxito en cualquier país, sin importar el idioma. Cómo no sentirme sorprendido de llegar a otro continente y encontrarme con que existen personas que sienten algo parecido a lo que yo al cantarlas. Suena a cliché, pero verdaderamente la música es el lenguaje universal -comenta.
-Ha dicho que su cancionero es similar a su diario de vida. ¿Es una vida muy triste?
-En mis canciones hay melancolía, tristeza si así lo quieres poner, pero también mucha esperanza. En realidad mi música es una forma de celebración; la de la nostalgia que provoca rememorar los momentos especiales de la vida. Pero vamos, no todo es tristeza para mí, como en todos, dentro de mí hay luz y oscuridad.
-¿Hubo presión al volver al estudio a grabar después del éxito de "You're beautiful"?
-Muchas cosas han cambiado desde mi debut. Cuando hice el primer disco, de verdad que era inocente. Para comenzar, jamás había grabado antes en un estudio, así que no sabía muy bien hacia dónde me dirigía. Pero para este álbum contaba más experiencia, y eso me dio confianza. Honestamente, me sentía preocupado debido al éxito comercial del primer álbum, pero redescubrí que tengo que hacer música por pasión, por amor. El problema radica en mantenerse pendiente del pasado, y eso es justo lo que intento evitar.
-¿Cómo responde su novia a sus canciones?
-No me gusta hablar de mi vida privada, pero puedo decirte que tengo amigos y familia, y a todos les gusta este álbum, me lo han dicho. Me comentan que este disco es definitivamente un paso adelante en mi carrera, y yo también lo creo.