No va a ser tan fácil elegir las pocas canciones que tenga que cantar esta noche, o mañana en la noche, en la apertura y el cierre de la Teletón. El cantante mexicano Emmanuel tiene un cargamento de decenas de éxitos en Chile facturado en más de tres décadas de hacer discos, tal como consta en su más reciente álbum, que es justo una compilación en vivo de esa carrera y se llama Retro.
Y para hacer Retro tuvo el mismo dilema, asegura. "Sí es un problema, ¿no?, no dejar canciones afuera", considera, de vuelta en Chile luego de su actuación de hace dos semanas en la Arena Santiago, donde acudió a la solución del "medley" o "popurrí" para hacer caber "El día que puedas" (1980), "Detenedla ya" (1984), "Toda la vida" (1986), "La última luna" (1987), "La chica de humo" (1988), "Bella señora" (1990), "No he podido verte" (1990) y "Corazón de melao" (1999) entre muchas otras canciones.
-Hago algunos popurrís donde meto ciertas canciones, porque la mitad de una ya cubre lo que es la canción entera -explica-. Por ejemplo si digo "Quiero dormir cansado para no pensar en ti", y la segunda parte dice "Quiero dormir cansado…", mejor te la canto una vez y ya es toda la canción. Y son momentos muy álgidos, porque son éxitos muy fuertes. Entonces lo que hago es condensar. Hago más o menos una historia de lo que yo creo que la gente quiere escuchar.
Atento, alerta, despierto: el método Emmanuel
-"Íntimamente", tu disco de 1980, fue tu punto de partida en Chile, con al menos siete canciones famosas juntas. ¿Cómo lo recuerdas a la distancia?
-Fue un disco único -dice Emmanuel y se reclina en el sofá.
-¿Irrepetible?
-Es que es muy difícil -agrega: ése es el LP donde grabó "El día que puedas", "Quiero dormir cansado", "Todo se derrumbó dentro de mí", "Ese terco corazón", "Con olor a hierba" y "Esa triste guitarra"-. Yo cuando empecé a cantar pensé que eso le ocurría a todos los artistas, que todo el mundo tenía un disco de tantos éxitos. Pasó el tiempo y me di cuenta de que no. Sí tuve otros discos con muchos éxitos, como el de "Detenedla ya" (Emmanuel, 1984), cinco años después, o el de "La última luna" (Entre lunas, 1987), o el de "Toda la vida" (Desnudo, 1986), que trae "Es mi mujer".
-Te has asociado con distintos autores, desde compositores italianos como Lucio Dalla hasta el español Manuel Alejandro. ¿Se trata de buscar al socio adecuado para cada disco?
-Se trata de hablar con la gente, ¿no? Con el compositor. ¿Qué escuchas? ¿Qué te gusta? A ti, a ti, como compositor. Si me dices que tu música está basada en esta densidad de letras, en esta densidad musical, que tus puntos de partida o de referencia son tales poetas y tales escritores, entonces hay una opción y una oportunidad de que escribas algo muy bonito. Puede ser muy antiguo o muy moderno, si estás inspirado tiene que salir algo bien hecho. Así fue la canción de "Sentirme vivo" (de su disco de 1999), y así escojo a casi todos mi colaboradores. De pronto me llegan canciones como "Corazón de melao", que venía en un grupo de canciones de unos muchachos dominicanos…
-Manuel Tejada y José Antonio Rodríguez.
-Sí. Y quiero que sepas que esa canción la habían rechazado tres artistas. Y fuertes, y no te voy a decir quiénes. Y yo soy muy abierto, y el día que oí esa canción había unas niñas jugando, mientras yo estaba escuchando la música. Pasaron todas las canciones, y de pronto vinieron las niñas y me pidieron "Oye, ¿puedes poner otra vez esa canción que dice Corazón de melao…?". Y cuando oí eso dije "Se graba". O sea: quien me dio el norte esa vez fueron esas niñas, pero tienes que estar atento, tienes que estar alerta, tienes que estar despierto para que esas cosas ocurran. Luego tienes otros discos que tienes muchas ganas de que funcionen pero que no llegan a funcionar, ¿no?
Lo padrísimo: Emmanuel y su hijo
-¿Cómo has visto el modo en que ha cambiado la manera de producir discos en este tiempo?
-Cada compositor y autor tiene sus maneras de componer. Como se dice, ¿no?: "cada maestrillo tiene su librillo". O sea, este maestro enseña de una manera, el otro enseña de otra. Pero hubo una época en que la composición partía directamente del corazón. Y había gente que escribía una canción en su vida. Otras escribían muchas, tenían mucho talento o mucho que decir. Pero hoy hay muchos que escriben así por encargo. Entonces a no ser que te concentres mucho y dejes que llegue verdaderamente la inspiración y te golpee el corazón y saques cosas que están dentro de tí, las canciones de hoy son frías.
-¿Y cómo te llega eso?
-Tienes que escuchar más. Ha habido una transformación. Si escuchas las canciones de amor, es "Te amo, te amo", hoy, ayer y mañana. Siempre va a ser "Te amo". Qué cambia: los sonidos. Sobre todo los sonidos. Hoy es un mundo donde se fusiona continuamente. Antes no se fusionaba. Una balada era una balada. Un bolero era un bolero -acentúa, a la mexicana-. Y una canción rock era una canción purísimamente rock. Y una canción andina era una canción andina. Y hoy escuchas un rock que es andino, o una andina que es flamenco. O un famenco que es caribe. O una ranchera que es rock. Es una fusión continua.
-¿Y eso te acomoda?
-Eso es lo que estoy haciendo, ¿no? Es lo que hacemos todos.
-¿Te cae bien la etiqueta de cantante de baladas? La canción "Es mi mujer", por ejemplo, es pop, con una base casi electrónica.
-Totalmente pop. Y si antes de eso escuchas un disco que se llamó En la soledad (1983), es pop. Yo venía de hacer el disco Íntimamente. Y el siguiente fue ése, y bueno, me tachaban de rockero. Que no era rock. Nunca fue rock. Pero como la balada estaba tan agarrada en América Latina, estaba tan concentrada, si tú hacías un álbum un poquito más tun tun tin chiquitún, ya era era wow. Y no querían sacar el disco. En Venezuela dijeron que no lo lanzaban. El tipo de la RCA de Venezuela dijo "Aquí no lo sacamos".
-¿Porque quería un "Íntimamente dos"?
-Sí, pero yo no puedo. Yo tengo que hacer otra cosa. Lo necesito. Pero lo padrísimo es que a los tres años ése fue el disco que revolucionó toda la industria ahí, y siempre que voy a Venezuela tengo que cantar tres o cuatro temas de ese disco. Y luego hice "Detenedla ya", que era romántica, y volví como romántico, pero luego hice "La última luna", que no tiene ná que ver con los demás, ¿estás de acuerdo?
-En los '80 no se sabía mucho del rock en México, no había ni Café Tacuba ni siquiera Maná. ¿Entonces crees que tú ocupabas ese espacio?
-Mis principios musicales, qué te diré… lo que a mi me influenció, mis influencias, mi gustos, como quieras llamarles, pues eran Beatles, Rolling Stones. Led Zeppelin. Yes, Pink Floyd, King Crimson. Pero por otro lado tenía la influencia musical latina, mexicana y latinoamericana, y el romanticismo.
-De hecho estabas apadrinado por Pedro Vargas, ¿no?
-Sí, pero apadrinado porque era mi padrino. Con él fui a firmar mi primer contrato.
-¿Y eso qué marca?
-Marca ciertas cosas que estaban muy lejanas a mi música. De hecho tenía yo discusiones preciosas con él. "¿Cómo te gusta eso?", me decía, porque era algo gringo. Claro, era algo generacional. Me llevaba a mí cuarenta años, cincuenta años. Pero el respeto hacia él y a su forma de amar a la música y proteger su voz era más grande. Por algo es un hombre que cantó hasta los ochenta años.
-A propósito de generaciones, en el DVD cantas con tu hijo?
-Sí, fue algo que se nos ocurrió como jugando en casa –dice, a propósito de su hijo, Alexander, de 22 años-. "¿No te gustaría que cantáramos en el escenario?". "Sí, órale, sí". Así fue. No, padre. Es como obligarlo a que arranque, porque se enfrentó de pronto a diez mil gentes sin tener un disco, para aventarse a ver qué ocurre. Fue un momento mágico para mí, para el público, para él. La gente lloraba.
Toda la vida: 25 canciones para la radio
Antes de su éxito en Chile, Emmanuel ya había grabado los discos 10 razones para cantar (1976), Amor sin final (1977) y Al final (1979), pero entonces se matriculó con un LP esencial. Es Íntimamente (1980), producido por el compositor español Manuel Alejandro, quien le escribió "El día que puedas", "Quiero dormir cansado", "Todo se derrumbó dentro de mí", "Insoportablemente bella", "Ese terco corazón", "Con olor a hierba" y "Esa triste guitarra": una cumbre del pop hispanoamericano.
El cantante no dejó pasar un año antes de contragolpear con Tú y yo (1981), que incluye la balada "Ven con el alma desnuda" y el sonido pop de "Tú y yo", y el mismo doble régimen vale para "Detenedla ya" y "Pobre diablo" junto a "Hay que arrimar el alma", todas del disco Emmanuel (1984), también producido por Manuel Alejandro. Un sonido de lleno más "moderno" se oye en el impacto de masas "Toda la vida", original del italiano Lucio Dalla, y en la producción californiana de "Es mi mujer", dos nuevos éxitos incluidos en Desnudo (1986). Y en ese punto Emmanuel entra en la siguiente espiral de pop + balada, con el combo 1 de "La última luna" + "¿Qué será?", de Entre lunas (1987), y el combo 2 de "La chica de humo" + "Quisiera", de Quisiera (1988).
Esa fase termina en excelente forma con el disco Vida (1990) y cuatro hits, cada uno en una especialidad: pop en "Bella señora", balada en "Causa perdida", pachanga en "Jarro pichao" y merengue en "No he podido verte", a dúo con Juan Luis Guerra. Junto con las baladas "Esta aventura" y "Amor total", de los discos Esta aventura (1994) y Amor total (1996), en el último tiempo Emmanuel ha apostado más a ese estilo caribeño con "Magdalena" y "Corazón de melao", de los discos Ése soy yo (1992) y Sentirme vivo (1999), el último de canciones nuevas que ha hecho.