Karlheinz Stockhausen retratado el 15 de octubre de 2004, durante los ensayos de su obra ''Light-pictures'', en el Festival de Música de Donaueschingen, Alemania. El autor murió el pasado miércoles 5 de diciembre.
Foto: EFE.Vivía en una moderna mansión en la región montañosa alemana de Kürten-Kettenberg, cerca de Colonia, en el oeste de Alemania, retirado del trato mundano. Tanto, que la noticia tardó horas, y días, en conocerse. El trascendental compositor alemán Karlheinz Stockhausen murió el miércoles, a los 79 años de edad, pero el anuncio fue hecho público recién este viernes por parte de la Fundación Stockhausen.
Música electroacústica, electrónica, contemporánea y de vanguardia son categorías asociadas a su obra. Stockhausen produjo un trabajo monumental construido en torno a la música electroacústica, fue uno de los compositores contemporáneos más prestigiosos del mundo y a la vez un pionero de la música electrónica.
Autor de 362 obras musicales, el autor realizó más de un centenar de grabaciones discográficas. Se lo tenía por un genio musical con veleidades mesiánicas, pero también por un artista con una gran capacidad de gestar su propia puesta en escena, con todo lo cual se erige como uno de los compositores más importantes de la segunda mitad del siglo 20.
Su formación: Webern, Messiaen, Boulez
Nacido el 22 de agosto de 1928 en Modrath, cerca de Colonia, e hijo de un profesor, Stockhausen estudió luego de la Segunda Guerra Mundial piano, música escolar y composición en el Conservatorio de Colonia.
También cursó ciencias musicales, filosofía y germanística en la Universidad de Colonia, y fonética e investigación comunicacional en Bonn, carreras que en la universidad de esa ciudad alemana están centradas en el uso y las posibilidades de las nuevas tecnologías.
Pronto fue la música su principal cauce. Viajó a París, donde en 1952, influido por la música de Anton von Webern, fue discípulo de los cursos de análisis y estética de Olivier Messiaen, y donde también incursionó en la denominada Nueva Música con Pierre Boulez y Luigi Nono.
Al regresar a Alemania, en 1953, Stockhausen participó en la fundación del Estudio de Música Electrónica de Colonia, vinculado con la radio WDR de Colonia, al que pasó a dirigir desde 1962 hasta 1990. Ese estudio fue importante también para otros cultivadores de la música electrónica, como fue el caso de John Cage.
Stockhausen compuso entre 1954 y 1960 sus principales obras. Se destacó por ser el autor de una música que se convirtió en un símbolo ruptura con los modelos clásicos de la llamada "música culta". Nunca abandonó del todo los instrumentos tradicionales pero los combinó siempre con recursos propios de las nuevas tecnologías.
Su obra: aleatoria, espiritual y exploratoria
El universo sonoro de sus trabajos, inspirados en el budismo zen, entremezcla voces humanas, ruidos y sintetizadores. "Lo esencial de mi música es siempre religioso y espiritual, lo técnico es sólo su explicitación", señalaba. Con frecuencia dirigía personalmente la intrepretación de sus composiciones.
La obra de Stockhausen tiende a fusionar los recursos de la música tradicional con los de la electrónica. Así, por ejemplo, en "Gesang der Jünglinge" (1956) la voz de un joven se mezcla con sonidos electrónicos que salen a través de cinco altavoces independientes. Y la célebre "Klavierstücke" es una obra para piano que sigue el principio de la música aleatoria.
En ella, sobre un pentagrama donde están escritas diecinueve unidades musicales, dispuestas sin orden particular, el intérprete escoge una al azar y empieza a tocarla, y así sucesivamente, siguiendo indicaciones precisas de tempo. De esta forma, la pieza musical en cuestión es interpretada de forma diferente cada vez, y así hasta el infinito.
Su proyecto lírico es considerado el más importante del género desde "El anillo de los Nibelungos", de Richard Wagner. El ciclo de óperas "Licht" ("Luz"), iniciado en 1977, fue otra de las obras maestra del célebre compositor alemán. Y él tuvo su momento de mayor prestigio en la década de los 70, cuando sus conciertos para la Exposición Universal de Osaka en 1970 le otorgaron fama internacional.
Luego siguió produciendo obras significativas como "Stimmung" (1986), en la que seis voces exploran durante setenta minutos las diversas posibilidades de un solo acorde. El influjo de su trabajo fue válido para músicos tan alejados de la academia como John Lennon, de los Beatles, y como pionero de la música electrónica se lo denominó también el "padre de la generación tecno".
Su carácter: la controversia
Stockhausen obtuvo reconocimientos tan formales como la Medalla Picasso de la Unesco, el Premio de Música Siemens, el Prix Ars Electronica, el Premio Bach y el renombrado Premio Polar. Pero no por eso fue un creador conformista.
Siempre se tomó la libertad de criticar abiertamente otras vertientes musicales contemporáneas, así como a orquestas y sus directores. Trabajaba a razón de dieciséis horas diarias, según sus propias declaraciones, con lo que no le quedaba tiempo "para escuchar otra música". La música contemporáneo no le ofrecía "nada nuevo", con su gran producción de "basura", señalaba.
Artista excéntrico, sorprendió e irritó además al comparar los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos a una obra de arte. Según dijo en una entrevista, los ataques a Nueva York fueron "la mayor obra artística jamás habida en todo el cosmos". Las reacciones llegaron hasta la cancelación de conciertos en que había comprometido su participación.
También criticó severamente a los sellos discográficos, que sólo apuntan, en su visión, al éxito de ventas. Y poco le importaba si su música era del gusto del público. Stockhausen decía que sólo componía para quienes les gustaba su música: "El resto del planeta no me interesa". El resto del planeta, de hecho, tardó en enterarse hasta de su partida final. Artista de la ruptura y del atentado a las convenciones, Stockhausen lo hizo siempre a su modo.