EMOLTV

Las manos de Patricio Valenzuela

El joven pianista demostró su peso en el instrumento y en el abordaje de obras románticas. Tiene 20 años y ya fue elegido para ser solista de un concierto de aniversario de la Sinfónica chilena.

14 de Enero de 2008 | 13:03 |
imagen

El joven pianista deslumbró en el concierto de aniversario 67 de la Orquesta Sinfónica de Chile.

El Mercurio

En celebración del aniversario 67 de la Orquesta Sinfónica de Chile, el director chileno Francisco Rettig, de vasta carrera musical tanto en Chile como en el extranjero, subió al podio para dirigir obras de Ludwig van Beethoven y Gustav Mahler. Como es tradicional, en estas ocasiones se entregan diversos galardones a personalidades relacionadas con la orquesta, tanto a quienes se retiraron por jubilación, como a directores y solistas destacados en la temporada recién pasada.

En lo musical creemos que los resultados estuvieron alejados de las mejores presentaciones de este talentoso conductor. Está claro que no es posible exigir a los músicos el mismo nivel siempre, ya que se trata de un trabajo que pasa necesariamente por estados anímicos de los intérpretes. Esto no debe entenderse como una presentación fallida, en ningún caso. Sólo la encontramos alejada de la habitual excelencia.

La versión de la Obertura del Ballet “Las criaturas de Prometeo” Op. 43 de Beethoven, con que se inició la presentación, tuvo un arranque de sonido duro y con tempi poco claros, para luego mejorar en carácter y precisión. Con dos enfoques estilísticos diferentes, se escuchó luego la versión del “Concierto para piano y prquesta N° 2” en Si bemol Op. 19 del mismo Beethoven. El joven y talentoso Patricio Valenzuela lo enfrentó con sus 20 años en un estilo rigurosamente clásico, mientras que la respuesta de Rettig y la orquesta fue más cercano a lo romántico con mucho vuelo en las frases.

Esto provocó algunos desajustes de ritmo con el solista, en virtud de la rigurosidad de tempo de Valenzuela, quien mostró una digitación, articulaciones y fraseos perfectos, resaltando los diálogos de las voces entre las manos derecha e izquierda. Tal vez le faltó aquella intención a lo romántico que se esboza en el joven Beethoven, y que debe ser traducido con alto grado de sutileza.

En el segundo movimiento, la finura del piano no encontró igual respuesta en la orquesta, aunque en ciertos momentos se produjeron momentos memorables en cuanto a musicalidad. El carácter y tempo impreso por Valenzuela en el último movimiento, replicado muy bien por la sinfónica, produjo un resultado de gran nivel que hizo estallar al público en ovaciones al finalizar la obra. Para agradecer, Patricio Valenzuela ofreció como encore un preludio de Rachmaninov, en el más puro estilo romántico, dando vuelo a toda su expresividad y peso pianístico.

Rettig se ha destacado como intérprete de Mahler, por lo que las expectativas eran entonces muy grandes ante la versión que ofrecería de la “Sinfonía N° 1 en Re” llamada “El Titán”. Mahler es un autor que a pesar de los grandes volúmenes orquestales que utiliza, indaga en lo “interno”, a pesar que a veces pudiera parecer más bien “externo” en sus soluciones instrumentales. En eso, creemos, radica la clave del acercamiento a su interpretación.

No obstante estos pergaminos y el haberle escuchado otras estupendas versiones en Mahler, a pesar de demostrar un conocimiento muy acabado de la obra que dirigió de memoria, pensamos que su enfoque fue más bien “externo” y falto de unidad general en el arco dinámico y expresivo que va desde el primero al cuarto movimiento. Sería injusto desconocer secciones brillantes como el mágico inicio de la sinfonía, mientras que en otras, los balances no fueron siempre cuidadosos, con demasiado sonido de las otras familias en desmedro de las cuerdas, que dieron muestras de un bellísimo sonido, en particular en las secciones donde intervienen casi en solitario.

La orquesta respondió en gran forma, siguiendo cada una de las indicaciones del director, en particular en los contrastes entre las secciones piano y las forte. El último movimiento nos mostró a Rettig extrayendo todas las posibilidades sonoras que ofrece Mahler. Tal vez con un cierto abuso del fortissimo, el que sin duda produce un efecto total en los oyentes, que terminaron eufóricos ovacionando a la Sinfónica en este nuevo aniversario de su fundación.   

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?