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Primavera de Praga

25 de Enero de 2008 | 15:11 |
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El britpop de los '90 ya constituye una música de raíz: The Beatles, la estética mod, la fina distorsión glam de T. Rex y Mott The Hopple, el delirio Sex Pistols, el dramatismo jangle de los Smiths, el disco de los limones de Stone Roses y las guerrillas Blur versus Oasis. La historia del pop británico que, para quienes lo descubrieron en los '90 constituyó un tabla de salvación ante la monotonía del grunge y la música electrónica comercial.

El problema es que a diferencia de la escena brit de Ciudad de México, Madrid y Buenos Aires, todo eso en Chile resulta moneda corriente. Tantas noches de Blondie, poleras vitage y hits de los Bunkers o  Santos Dumont inmunizaron la capacidad de asombro. Así, el disco homónimo de los angelinos Primavera de Praga (el 2005 debutaron con Antología) podría caer injustamente en la indiferencia. Sin embargo, aunque las despojaran de sus vestimentas británicas (una opción estética totalmente respetable, por cierto), las 14 canciones de este disco siguen siendo una maravilla.

Dispuestas según su intensidad (de menor a mayor), al principio tenemos estribillos perfectos como el piano rock de "Advertencia", "Casa de papel" y "Las siete maravillas" con su increíble fraseo de guitarra. Sin embargo ya desde la mitad del disco, las cosas se vuelven menos inmediatas y más profundas como la amarga "Salven al sol" y la muy Brian Wilson "Rojo y azul". Es en este punto donde comienzan los climax instrumentales y los juegos con la distorsión hasta llegar al gran final que comienza con el excelente coro de "Nunca lo hubiese imaginado" y tiene su desenlace en "El sueño que tuviste ayer". La banda señalaba que este orden de canciones es una reproducción de la vida: "desarrollo, climax y final". Pero también es un acto de valentía en un ambiente donde el britpop no está en alza precisamente.

—JC Ramírez Figueroa

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