EMOLTV

Las audacias de Francisco Rettig

La máxima obra musical de la humanidad, creada por Beethoven en medio de una sordera total, tuvo una orientación sorprendente por el director chileno. Pero eso no significa que haya sido un acierto.

28 de Enero de 2008 | 11:13 |
imagen

Francisco Rettig dirigió la obra de memoriay le dio intensidades y ajustes a las piezas que no están incluidas en la referencia original de Ludwig van Beethoven.

El Mercurio

No es de extrañar que el Teatro Baquedano estuviera abarrotado en las dos presentaciones de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven, que ahora ofreció la Orquesta Sinfónica de Chile, el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile y cuatro solistas. (la soprano Claudia Pereira, la contralto Evelyn Ramírez, el tenor Luis Olivares tenor y el bajo Rodrigo Navarrete).

Lleno justificado en primer lugar por la obra, y porque siempre los conciertos que incluyen coros han sido un ancla poderosa para el público. En este aspecto se nos plantea una pregunta al observar la escasa participación que tendrán los coros de la Universidad de Chile en la temporada 2008, pues cantarán sólo en tres de los 27 conciertos programados.

En el aspecto musical, la versión nos plantea algunas interrogantes, a pesar del evidente interés de todos los participantes por dar lo mejor de sí. La Sinfónica mostró un hermoso sonido y afinación certera, el coro estuvo sólido y el cuarteto de solistas tuvo un trabajo solvente. Entonces las interrogantes recaen en la dirección de Francisco Rettig, quien a pesar de gran conocimiento de la obra —que condujo de memoria—, parece estar indagando en nuevas vertientes de interpretación. Es una cuestión válida en un director de su trayectoria, pero desconcertante en algunos aspectos.

Si bien el manejo de los balances sonoros fue muy cuidadoso, en al caso del timbal este nunca existió, ya que ratos parecía un “concierto para timbal, orquesta y coro”. No desconocemos la importancia del instrumento en el segundo movimiento, pero tratar de lograr un protagonismo del calibre que escuchamos, nos pareció fuera de lugar. Incluso en el cuarto movimiento su entusiasmo hizo frasear duramente al coro.

El primer movimiento nos pareció bastante logrado, a pesar de algunas desinteligencias menores, mientras que el rendimiento del corno ensució algunos fragmentos importantes. No obstante nos pareció que Rettig buscaba más el fenómeno sonoro que una intencionalidad expresiva.

El “molto vivace” (del segundo movimiento), estuvo bastante alejado de esa indicación. Fue más bien amable, salvo el timbal que además de tocar muy forte. Lo hizo siempre en tempo estricto, quedando a veces con un pequeño desfase en relación a la orquesta. En el trío del movimiento, las maderas respondieron con hermoso y musical sonido.

El tercer movimiento marcado “Adagio molto e cantabile. Andante moderato”, se alejó definitivamente de la indicación, pues fue llevado a una velocidad que lo convirtió casi en un “ländler” (danza popular), muy fluido, pero alejado de la profundidad requerida y sin unidad, a pesar de los cambios que posee. En lo positivo queda la belleza del sonido de las cuerdas y el rendimiento del cuarto corno.

En el movimiento final, luego del enérgico inicio, se escuchó expresivamente el “recitativo” de chelos y contrabajos antes del tema que es progresivamente anunciado por toda la orquesta. Luego vienen las palabras que el mismo Beethoven agregara al texto de Schiller, que es cantado por el bajo Rodrigo Navarrete. El cantante reemplazó al solista anunciado y lo hizo con el profesionalismo y musicalidad que acostumbra. Incluso en el tema, que fue llevado a gran velocidad, lo que posteriormente incomodó a todos los solistas.

En ellos debemos reconocer una gran calidad. Claudia Pereira cantó con bella voz, sin problema alguno de tesitura en su difícil parte. No es novedad que Evelyn Ramírez cante al nivel que le escuchamos, y el tenor Luis Olivares sorprendió con el volumen y sólida voz en la “marcha”.

El Coro Sinfónico, preparado muy bien por Hugo Villarroel, cantó hermosamente, destacándose la solidez de las sopranos, contraltos y tenores rindieron musicalmente, mientras que los bajos se notaron un tanto desperfilados. En síntesis una “Novena Sinfonía” de Beethoven, que nos deja el agrado de escucharla una vez más, en una versión, donde el director Francisco Rettig, parece estar buscando nuevas vertientes de interpretación.

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?