Una batería tecno-sound, un acorde de teclado sintético y un scratch. En 2008 los cortes de pelo de Tío Lucho están en la fase más mohicana punk de su carrera, pero las tres cosas que primero se oyen en su nuevo disco suenan, en este orden, a cumbia, new wave y rap. Que está bien porque son otras formas de ser punk para este grupo chileno, donde ni siquiera la llegada del guitarrista de Fiskales Ad Hok significa punk literal. Sino todo lo contrario.
Tampoco es la primera transformación. La historia de Tío Lucho, y eso incluye también su prehistoria, parte con Fernando Arredondo, Cristóbal Rawlins y un desconocido guitarrista entregados a una mezcla de música y poesía personal hace cinco años, antes de evolucionar a la sonora rockera con saxo y órgano que grabó los urgentes EPs No me sigas (2004) y Son tus armas (2005) y el disco Cabrón de jungla (2006). Hoy no hay saxo sino efectos electrónicos, ritmos más bailables y tres cantantes en lugar de uno: Arredondo, Rawlins y el baterista Francisco Matta. Que, como todo muta en Tío Lucho, ahora son Enfer, Pitufo y Rata.
Enfer busca la melodía en estas canciones más allá de su consabido estilo hablado, y sobre todo imprime buenas actitudes a sus voces, entre el vicio y la insolencia, pasando por la cantada rockabilly de "Difamando con escándalo", una de las mejores del disco. Pitufo activa toda clase de ruidos galácticos de teclados y bajos sintetizados. Rata impulsa un declarado curso punk funk en "Antiglobal dance". Y el guitarrista Juan Pablo Mecha Arredondo suma surf, ska y rock and roll a los variados ingredientes. Si el comienzo de "En tu contra" no es una cita adrede a "Sudamerican rockers" de Los Prisioneros, al menos anda cerca, y Tío Lucho se remonta incluso a su propia historia al retomar "Inhalé", una canción de 2004, más lograda hoy en su efecto jalado también gracias al tratamiento sonoro de Carlos Cabezas, el productor del disco. Lo que ahora brilla putrefacto quedará… es lo más variado de Tío Lucho en su vida, pero la idea sigue siendo la de siempre. Rock para bailar: ahora el baile es la danza antiglobal.
