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Ándate cabrita

18 de Julio de 2008 | 13:11 |

La foto es de Copequén, localidad cercana a Coinco, Doñihue o Coltauco en la provincia de Cachapoal. Los ciclistas son Cristóbal Briceño, de sombrero, y Andrés Zanetta, de bigote, y les basta ser los dos ciclistas para sumar Los Mil Jinetes, el dúo que Briceño mantiene junto al grupo de rock Fother Muckers y que debuta en esta colección de melodías del todo compatibles con su banda paralela, porque el paisaje será otro pero el gusto por la canción es el mismo.

Ándate cabrita está hecho con teclados que suenan como acordeón, metalófonos que se oyen como campanitas, ese teclado para soplar que es la melódica, güiros, palmas y ruido de grillos nocturnos, con una mayoría de instrumentos en manos de Zanetta y de una galería de invitados. Una especie de bolero con guitarra de palo despunta desde el comienzo, pero tampoco es literal que sea el lado desenchufado de Fother Muckers, porque también hay guitarras eléctricas, alaridos ocasionales, ritmos secuenciados y samples.

El factor común es el cantante y guitarrista Cristóbal Briceño. Para todo seguidor de su grupo previo están garantizados aquí los giros armónicos, las melodías bonitas y letras en la que pueden caber la filosofía elemental sobre la locura de "El justiciero" o la verdad simple que es el verso "La memoria es una bendición". Zanetta es autor de dos canciones, entre la ingenuidad pop de "Cuando voy a perder" y "No te olvides", un hit con guitarras, percusión y usos múltiples: está lista para cantar en una fogata, pero también está lista para llevar al estadio y saltar en el tablón y de paso le sale una canción de Calamaro mejor que casi todas las que haya escrito Calamaro. Esta música es natural: si los Fother Muckers son urbanos, Los Mil Jinetes son silvestres. "Los caminantes", de hecho, se trata de un paseo por el campo. "Como no estoy en la capital, siempre yerra la televisión", canta ahí Briceño. Verdad.

—David Ponce

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