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Las dos quintas de Nesterowicz

21 de Julio de 2008 | 15:37 |
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Nuevo enfoque: Michal Nesterowicz con la batuta de la Orquesta Sinfónica.

Foto: Matías Espinosa.

El último programa de la Orquesta Sinfónica de Chile, donde se escucharon dos grandes creaciones sinfónicas, sólo vino a ratificar la excelencia del director Michal Nesterowicz, quien seguramente llevará al conjunto a un lugar muy destacado del que ya se empiezan a apreciar frutos.

No es usual escuchar la Quinta Sinfonía de Beethoven como inicio de programa. No obstante, por la contundencia en número de integrantes de la segunda obra, esto fue justificable.

En el análisis uno podrá o no estar de acuerdo con la versión de Nesterowicz de la "Sinfonía N° 5 en Do menor Op. 67", de Ludwig van Beethoven, pero nadie dudará sobre las excelencias que produjo en el rendimiento de sus músicos, las que suponemos se convertirán en una constante al afianzarse como director de la Sinfónica.

El concepto de Nesterowicz

Su versión se aleja de cualquier patrón habitual. En ella existe una búsqueda en dinámica, fraseos e intencionalidades que la convierten en una experiencia de gran valor. En primer lugar su concepto es vital, enérgico, tal vez más cercano a lo clásico que a lo romántico, donde ese sentimiento abrumador y dolido de muchas versiones está ausente, y pareciera primar una visión de lucha, pero más optimista.

La primera sorpresa es "apianar" el acorde luego de los "llamados del destino" con que se inicia la obra, los que luego se irán progresivamente sosteniendo en el forte hacia el final del movimiento. Después llaman la atención el fraseo y la intencionalidad para ciertos instrumentos y familias, lo que incide en el descubrimiento de nuevas voces. Y luego del posible desconcierto inicial, el director nos hace entrar en el "concepto" que quiere plantear.

El primer movimiento concluye luego de una progresión dramática, que en sus vaivenes  termina por cautivar. Luego, el "Andante con moto", tomado generalmente más lento por otros directores, es enfrentado por Nesterowicz "con moto", o sea más movido, iniciado con un bellísimo sonido de las cuerdas para luego destacar los contrastes y los fraseos "cantábiles" en medio de una sonoridad de gran calidad.

Los bronces brillaron al inicio del tercer movimiento y, después, otra sorpresa fueron los juegos dinámicos de la parte "fugada" que hacen sobresalir el tema. La transición al cuarto y final fue misteriosa y expresiva antes de desembocar en el exultante tema del triunfo del espíritu y terminó por envolver al público, que al final ovacionó tanto a la orquesta como a su director en este nuevo enfoque para una de las obras de mayor significado de toda la historia de la música.

Shostakovich: una mirada lírica

Luego vendría la "Sinfonía N° 5 en Re menor Op. 47", de Dmitri Shostakovich, obra durante la cual quedaron en evidencia momentos de sonido crudo, como algunas evidentes desafinaciones, aspectos que se irán corrigiendo en la medida en que el conjunto siga su trabajo con Nesterowicz.

El enfoque del director es más bien lírico, resguardando los elementos programáticos, y con extremo cuidado en los balances. Este factor produjo momentos de notable belleza, como en el inicio del primer movimiento o en el conmovedor tercero donde brillaron las cuerdas.
 
En el segundo observamos una acentuación de los aspectos irónicos, con fraseos claros y expresivos, donde destacó el rendimiento de las cuerdas bajas. Sería injusto no señalar la destacada participación del violín solista. Otros detalles interesantes fueron el manejo del director de los "tempos ambiguos", lo que otorga al movimiento una gracia muy particular, como también la precisión y elegancia de los "pizzicatos" en las cuerdas.

Ya mencionamos la enorme belleza lograda en el tercer movimiento, que se inicia con la expresiva progresión dinámica de las cuerdas para desembocar en el sólido solo del oboe y destacar luego el manejo de los sugerentes y misteriosos pianissimos.

Contrastes entre calma y fuerza, conducentes al apoteósico final del cuarto movimiento, en el que rescatamos su expresividad y un fraseo marcado para el timbal, concluyeron esta versión de la sinfonía de Shostakovich que, como ya es costumbre en Nesterowicz, dirigió de memoria. Un concierto donde se aprecian los avances que el conjunto está realizando con su director titular.

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