En la búsqueda aguda por nuevas referencias, algunas de las canciones que ahora se incluyen en Around the world habían saltado ya en conciertos en vivo de Señor Coconut y su orquesta, combo internacional de puntuales conciertos en Chile, giras frecuentes por Europa y la dirección estable y vivísima del residente de la comuna de Providencia con más seudónimos a la redonda, el ciudadano alemán Uwe Schmidt. Around the world suena familiar y no exige mayores códigos de decodificación para comprender su vocación bailable. Señor Coconut ha tomado standards del pop reciente y los ha traducido al lenguaje sonoro habitual en sus últimos discos (sucesivos tributos a Kraftwerk, Yellow Magic Orchestra y pop de los 80 en clave lounge y caribeña), deudores todos de la música de baile de salón trabajada durante los años 50 y 60 por gente como Dámaso Pérez Prado, Les Baxter, Martin Denny y Juan García Esquivel, influencias de sobra conocidas en el trabajo de Schmidt.
Se suceden, así, canciones que cualquier auditor despierto puede tararear sin esfuerzos: "Sweet dreams" (Eurythmics), "Corcovado" (Tom Jobim), "Kiss" (Prince) y el tema que le da su título al álbum, trasladado desde las máquinas y el vocoder característicos de Daft Punk a los arreglos de marimbas, bongos, bronces y contrabajo; y que aparece tres veces durante el álbum, como un leit motiv de introducción, interludio y final. Ya Esquivel había titulado un disco de 1958 como Four corners of the world y el eterno Les Baxter tuvo en 1957 su 'Round the world with Les Baxter, un álbum en el que acomodó su peculiar turismo sonoro y que le significó enormes derechos de autor nada menos que a Violeta Parra gracias a la inclusión de una versión de "Casamiento de negros" (identificada en el disco como "Melodía loca").
La conexión es formal y de fondo: el tema que cierre esta Around the world es un original de Baxter ("Vodoo dreams") cedido a Schmidt por el hijo del músico. El resultado es interesantísimo y comprueba que siempre hay más que sólo citas en un álbum de Señor Coconut. Hay quienes encuentran "lo más" de lo irónico a estos discos impecables. Nosotros seguimos descubriendo ideas, rigor de arreglos, osadía y desprejuicio en álbumes que escuchamos con total seriedad. Si hasta hay manifiesto social en "La vida es llena de cables", una reflexión semi aterradora sobre la apenas sutil diferencia entre un computador y los modos del romance contemporáneo.
