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Barrio Estación

01 de Agosto de 2008 | 19:20 |

En Chile, Los Bunkers cargan con un peso creativo que en México no existe. Su moral sesentera, su revisionismo folclórico y su vocación cancionera los convirtieron en la última gran banda nacional antes de que Internet y la crisis disquera cambiara todo el escenario musical. Esta clave permite entender la falta de "novedades" del quinto trabajo del grupo de Concepción. Barrio Estación es un disco de buenos estribillos, nostalgia, generosos riffs y guiños a la Nueva Canción Chilena que, al parecer, está pensado para la "raza" del DF. 

Mientras Los Bunkers afinaban su internacionalización, concretada este año con su traslado a México y con el lanzamiento en ese país de su nuevo disco, en Chile florecieron los sellos independientes, la revalorización de Violeta Parra y los estribillos wi-fi de Gepe, Javiera Mena o Teleradio Donoso. Este cambio de paradigma transforma a Barrio Estación (aún sin edición nacional) en un disco que repite todos los trucos del quinteto penquista. 

Aunque es escuche reggae o una sorprendente suite final, hay algo en el sonido de Los Bunkers añejado. Como si siguieran encerrados con los viejos discos de los Kinks, Brian Wilson o Elvis Costello. Ojo, que su instinto para los coros o la composición permanece intacto. Hay un implicito aire a deja vu, a haber escuchado esto antes, al enfrentar esta grabación.

Así, "Fiesta" es un bolero eléctrico al modo de Los Ángeles Negros, "Deudas" es una intensa lamentación sostenida en las guitarras de los hermanos Durán, "Me muelen a palos" es otro rock para corazones rotos al estilo de su disco Vida de perros (2005). De hecho, la misma crudeza de su álbum anterior acá es retomada y enriquecida con nuevas variaciones de la tristeza Bunker que el grupo siempre imprime en todas sus obras. A los mexicanos les encantará.

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