Ya habían dado un paso adelante entre sus pares cuando hace cinco años se aplicaron al temario épico y de fantasía propio del metal sinfónico europeo, pero en vez de cantar sobre hadas, magos, elfos o gnomos escandinavos, hicieron un disco sobre el Trauco o el Caleuche, inspirado en la mitología chilota. Con un historial de conciertos a gran escala, cuatro discos y once años, Six Magics es una de las bandas más reconocibles del metal de la última década en Chile, y en 2008 dieron un nuevo paso con su tercer disco, Animal.
El paso fue el productor musical. Six Magics es la segunda banda, después de Fahrenheit, en grabar en Chile un disco con el estadounidense David Prater, que entre sus consabidos pergaminos cuenta con la producción de los álbumes Images & words (1992) y Change of seasons (1995), de los neoyorquinos Dream Theater, referentes internacionales del metal progresivo. Prater llegó a Chile en enero de 2007 y trabajó entre febrero y marzo con el grupo, integrado por Elizabeth Vásquez (voz), Erick Ávila y Gabriel Hidalgo (guitarras), Mauricio Nader (bajo) y Pablo Stagnaro (batería).
-Lo pensamos un rato y como estábamos en la parada de hacer un cambio en las composiciones en Animal, lo contactamos -explica la cantante, que acentúa el nombre de Animal en inglés: Ánimal"-. "A ver qué piensa este gringo de nuestro material".
-¿Y qué pensaba?
-Que los músicos eran todos buenos pero había que hacer cambios. Encontraba una gran creatividad en Erick Ávila, el compositor principal, pero pasaban demasiadas cosas por segundo. Sus propuestas iban en el sentido de la simplicidad, de hacer una música melódicamente inteligente. "Quiero que suenen como una banda inteligentemente simple". Tiene que haber valles, momentos. En Six Magics son todos tan talentosos que era una pérdida tenerlos haciendo cosas vertiginosas en el mismo segundo.
-¿Por qué eligieron trabajar con él?
-No sé si es muy soberbio, pero siempre hemos estado un poco a la vanguardia de lo que pasa en la música en el mundo; estamos atentos, somos bien curiosos y está claro que todas las bandas grandes tienen productor. Y él había estado acá, tenía un cariño por el país, valorizaba a los músicos chilenos. Y porque había producido uno de los discos más espectaculares de metal progresivo, que es Images & words, de Dream Theather, y sentimos que la de él era una propuesta más popular. Que el gordo este nos podía ayudar en esa parte.
-¿En ese sentido iba Six Magics también?
-Claro. Por el hecho de ser más viejo él no se encandila con bandas que impresionan a otros, a los fans. No se impresiona con Nightwish (el popular grupo finlandés de metal sinfónico) ni con las bandas que hacen furor en Europa. No está pensado en el lineamiento del metal moderno, no tan sesgado al heavy metal alemán.
Metal con soul
El minidisco Trilogía de un guerrero (1997), los álbumes Dead kings of the unholy valley (2001) y The secrets of an island (2003) y el DVD Dead secrets (2007) completan la colección de Six Magics. El grupo debutó en 1996, cuando las influencias en boga eran las de la vieja guardia del heavy metal como Iron Maiden o Helloween junto a precursores del thrash como Megadeth, al mismo tiempo que el heavy metal europeo de Gamma Ray, Blind Guardian, Hammerfall o Stratovarius.
-Eran las leyendas, las hadas, los magos -resume Elizabeth-, en el primer disco sobre todo. A lo mejor en un período no nos gustaba mucho hablar de la realidad. Todos estábamos en la misma, más en la fantasía. Ha habido una transición.
Un cambio determinante en esa transición fue el alejamiento del cantante Sergio Domínguez en 2007, cuya plaza fue ocupada por la actual vocalista. Pero cuando Elizabeth Vásquez subió al escenario era cualquier cosa menos una recién llegada. Desde el inicio había sido la manager de la banda y ya había grabado los coros del segundo disco.
-Desde antes no queríamos un disco conceptual -recuerda-. En el primero y el segundo casi el ochenta por ciento de las letras las escribí yo, a pesar de que era la manager. Erick (el guitarrista) me decía que quería hablar de tal historia, de un mago, y era una historia épica. Y el segundo (disco) consiste en que cada personaje de la isla de Chiloé tiene una historia. Es bueno por un lado, pero tiene cosas que te limitan. En el tercer disco queríamos liberarnos.
-¿Pero las letras de las canciones nuevas tienen que ver entre sí?
-Pensamos en un tópico general que es hablar del ser humano, de las cosas positivas y negativas que nos ocurren, con harto trasfondo bien valórico. Con la edad, ya habiendo vivido los años que tenemos, uno no puede estar por la vida sin tener nada que decir. Lo decimos a través de nuestra música.
Según el detalle de la propia cantante, en la agenda de Six Magics hay asuntos como la contaminación en "Hands of time", el maltrato animal en "Carcass", la vejez en "It's not the way" y la guerra, en el single "Behind the sorrow", en alusión al 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
-Se trata de cualquier guerra, es una guerra interna tuya. Es lo que nos mueve como ser humanos. Está la dualidad entre ser un animal e incurrir en cosas aberrantes, como el maltrato, la contaminación, el maltrato a las mujeres, pero también el ser un animal indefenso. También somos vulnerables.
-Ha dicho que te gusta la música soul aparte del metal. ¿La idea es que se note en la música?
-Siempre he sido metalera en mi vida, pero desde chica he escuchado todo tipo de música. En la parte vocal me gusta mucho el soul, el R&B (rhythm and blues), hay una complejidad mayor, más difícil de adquirir que en el metal. De cantantes metaleros te puedo nombrar un par que son íconos, pero es muchísimo más fácil hacer cosas en ese estilo que en el otro. Obviamente no me puedo poner a cantar como negra, pero mi aporte vocal es justamente que no quiero parecerme a ningún cantante metalero. No quiero ser la vocalista de Evanescence ni de Nightwish ni quiero parecerme a Tarja (Tarja Turunen, la cantante original de Nightwish, hoy solista). Tenemos una propuesta completa.